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Aitor González y Darío Frigo, ahogados por el viento en Albacete

Nozal y González de Galdeano, beneficiados para la crono, en el tercer triunfo de Petacchi

Los 168 supervivientes en la duodécima etapa entre Cuenca y Albacete

Publicado por
Benito Urraburu - albacete
León

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Alessandro Petacchi lograba su tercera victoria de etapa en esta Vuelta a España y sus compañeros de equipo, Darío Frigo y Aitor González, perdían en la meta de Albacete 1-09. El equipo Fassa Bortolo vivía una jornada agridulce puesto que sus dos mejores corredores en la general cedían un tiempo precioso que les puede costar muy caro, a pesar de la contrarreloj de Albacete, en sus aspiraciones de podio. Las llegadas a la capital manchega nunca han sido tranquilas. En esta ocasión, los grandes beneficiados de la etapa, a título parcial, han sido los corredores del US Postal, Manuel Beltrán y Roberto Heras, que lograron esa diferencia de 1-09 sobre Darío Frigo, Aitor González y Alejandro Valverde. Pero los grandes triunfadores han sido Isidro Nozal e Igor González de Galdeano. Sacaron partido del trabajo de la formación americana, que metió a siete corredores en el grupo principal y llevaron todo el peso de la fuga, sabedores de que volvían a meterse en la lucha de la carrera. Once-Eroski no se quiso implicar. Manuel Saiz explicaba que «he pensado más en todo lo que nos queda por delante, que en hoy. Sólo estaban Pradera y Nozal delante. Si hubiese entrado a trabajar Heras lo habrían hecho Igor y Nozal, pero no era el caso». El Postal, a bloque Total, que el despiste del Fassa Bortolo resultó de libro. Alessandro Petacchi explicaba que «tuve a Frigo a mi rueda, pero en el momento crítico, cuando se cortó el pelotón, la perdió». Aitor González estaba todavía más retrasado y le tuvieron que ir llevando sus compañeros. Un grupo de 27 corredores logró circular con maestría por las cunetas desde el kilómetro 130, cuando el pelotón se rompió en tres partes. Se va poniendo el grupo en fila india, estirándose hasta que los corredores van perdiendo tiempo, buscando ruedas que desaparecen. Los abanicos son, primero, una cuestión de habilidad, concentración, y acaban en un asunto de fuerzas desparramadas por la carretera, de desánimo al ver que el grupo que vas viendo delante cada vez está a más distancia. Si hay una cierta unión, no hay forma de cazar. Es una batalla perdida, en la que se termina entrando por dignidad, mientras los minutos se acumulan. La diferencia se veía que iba a ir en aumento. Johan Bruyneel, el director del US Postal, mitigaba de esa forma el tiempo que puede ceder Heras y Beltrán en la contrarreloj. Por los pinganillos que lleva cada corredor en la oreja daba las órdenes oportunas, en inglés y castellano, «¡Come on! ¡come on!», «¡Vamos, vamos!», para que le entiendan todos los hombres de su equipo. De nueve corredores colocaron a siete delante. Tanto Aitor González como Darío Frigo, que estaban en el tercer corte, lograron enlazar con el segundo grupo. Kelme trabajó para Alejandro Valverde, que pagó la novatada, junto a algunos espontáneos del Maia, Relax y Quick Step, que dieron relevos. Consiguieron no dejar fuera de carrera de forma definitiva a los dos hombres del Fassa.

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