OPINIÓN
Tropezón
SORPRESA en Pontevedra. Ademar, contra pronóstico, perdió ante el Teucro, y por cinco goles de diferencia. Las causas producidas del efecto, las sabrán los técnicos ademaristas. Las noticias llegan aluden a la desconcentración, del equipo en momentos claves del partido. También a las expulsiones de Colón y de Krivoschlykov que dejaron en inferioridad a los ademaristas... De momento el efecto es muy negativo; porque aunque el Pórtland perdió en Altea, Ciudad Real y Barcelona ganaron sus partidos. El bajonazo en la tabla clasificatoria sitúa al equipo en lugares desacostumbrados. Es obvio que esto no ha hecho más que empezar, que los equipos, muy reforzados, van a hacer más competitiva la Competición, y que si el que tropieza no cae avanza dos veces. No es la primera vez que un partido se le atraganta en el inicio a Ademar, recordamos como en temporadas pretéritas, el desaparecido Galdar fue muro insalvable en los primeros compases de la Liga. Sin elementos de juicio, basados en la visión del encuentro aunque fuera por televisión, como las dos citas anteriores, no quiero, ni con total objetividad puedo, aludir a causas o factores incidentes en el tropiezo. El desgaste sufrido en el partido frente al Barcelona pudiera incidir, porque el cansancio obnubila las acciones. También, por aquello de que mejor le cataloguen a uno de suspicaz antes que de incauto, me «mosquea» la designación de las parejas arbitrales. Catalanes en el Palacio frente al Barcelona - todos y podemos juzgar su actuación-; gallegos la inefable Cristina Fernández con Permuy en Pontevedra... Con jugar el verbo rectificador en su gerundio, es posibilidad inmediata. Y ello también atañe a la Cultural y al Baloncesto León. Rectificando, ante el Arrate -teóricamente fácil- el Atlético de Madrid B complicado para los culturalistas ante el Granada, no precisamente fácil para Baloncesto León. Es lo bueno que tiene la competición liguera: la oportunidad que da de rectificar un tropiezo en la jornada siguiente. Queda, pues, una espera corta pero tensa. Sin volver la vista atrás, que es práctica poco recomendable, ni devanar la madeja de lo que pudo haber sido y no fue. Mejor fallar cuando hay tiempo de enmendar el fallo la liga es larga que cuando el tiempo reserve escasa oportunidades para hacerlo.