El Valencia somete a los galácticos y toma las riendas de la Liga tras la derrota del Dépor

Atrás son invulnerables -sólo han encajado un gol en la Liga- pero necesitan un sinfín de ocasiones para marcar. Frente a un rival que supo utilizar de maravilla los tiempos y siempre llevó el partido en la dirección y sentido deseados, apenas hubo noticias de los astros merengues. Si es difícil elegir el mejor jugador visitante, aunque quizá Figo fue el más participativo, mucho más complicado resulta aún decantarse por el peor. Fue un equipo ausente, desequilibrado en todas sus líneas, a merced del rival. El Valencia estuvo estelar en la primera parte. Avasalló al Real Madrid desde el pitido inicial desde una presión extraordinaria. Demostró que a los galácticos sólo se les puede vencer desde la osadía, con las líneas adelantadas y un físico portentoso. Si a ello se suma el hecho de que los de Benítez juegan de memoria, se puede entender el 1-0 con el que se llegó al descanso. Un tanteador corto para los méritos de unos y deméritos de otros. Lesión de Aimar El Madrid, con enormes dificultades para la salida del balón, estuvo desaparecido hasta pasado el primer cuarto de hora, cuando Cañizares rechazó un disparo de Figo y un testarazo de Raúl Bravo. La lesión de Aimar, poco antes de la media hora, era una pésima noticia para el Valencia. Benítez perdía al mago, al hombre capaz de dibujar combinaciones de ensueño entre líneas, a su hombre de mayor jerarquía. Pero el técnico local fue valiente, ya que retrasó a Mista y puso en liza a Oliveira. Y aunque el juego del Valencia decayó, el delantero brasileño supo buscarse siempre la vida. En la reanudación el ritmo decayó. El choque se hizo mucho más trabado. Lejos de mejorar, los blancos siguieron a merced de un Valencia muy metido en el partido. Y por fin llegó la sentencia, en una acción remachada por Oliveira, presente en casi todas.