Diario de León

Las genialidades de la Cultural la salvan ante un peleón Atlético B

José Vega y Fran marcaron cuando más lo necesitaban los de Duque para sumar los puntos

José Vega aprovechó la primera titularidad para volver a ser genial

José Vega aprovechó la primera titularidad para volver a ser genial

León

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El filial colchonero no se presentó en el césped del estadio leonés como un rival bisoño. Sólo lo fue en el último remate. Cuando todavía no se había cumplido el minuto cinco de partido, los atléticos gozaron de hasta tres oportunidades para haber inaugurado el marcador a su favor. La más clara la dispusieron al alimón Carlos y Kikín, que, con toda la portería a su favor, no resolvieron el trance ante un acertadísimo Rafa, que desbarató los dos intentos de consumar la llegada. Después de los primeros contratiempos en forma de ocasiones, la Cultural despertó del letargo inicial. Rubén Vega estiró al equipo para marrar un chut que sacó el meta adversario con la mano izquierda. Los visitantes no se amilanaron ante la mayor experiencia de los culturalistas en determinadas acciones del compromiso deportivo. Cuando las manecillas del reloj señalaban el minuto diez, Paulino pidió un penalti, que el colegiado no concedió. Mientras, el Atlético B mantenía el toque y la pentración rápida. Kikín volvió a errar otra clara acción para marcar, pero no lo logró. El guardameta Rafa se interpuso entre el remate del delantero foráneo y su portería. El encuentro tenía un claro dominador en el filial rojiblanco. Los leoneses, muy blandos en el centro del campo, con un Mario demasiado acelerado en cada una de sus acciones y un Sarmiento muy frío, sin aportar ni mucha ni poca calidad, porque en realidad estuvo como ausente de un choque que le necesitaba. Pero llegó el minuto 25 de partido. El árbitro decidió expulsar del terreno de juego al Atlético Fabios, por agarrón al delantero Paulino, cuando el visitante era el último defensor colchonero. El partido, con esta decisión, se antojaba presto para el cambio de papeles. No sucedió así. La medular leonesa siguió sin funcionar como espera Luis Ángel Duque. No se acomodó el partido a sus intereses. Además, la línea defensiva sufrió un contratiempo grave en el minto 28, con la lesión de Adriano, que le obligó a retirarse del césped. El último cuarto de hora de los primeros cuarenta y cinco minutos no significó la reacción prometida por parte de la Cultural. Las promesas de la Cultural continuaron con su digestión de partido, fieles a los mandatos de su entrenador. El entrenador Pepe Murcia recompuso líneas enseguida. Ni una grieta en su sistema, pese a disponer sobre el escenario de juego de un futbolista menos. Los culturalistas diseñaron el compromiso deportivo con gesto serio, pero sin la destreza como para variar el tempo de partido, favorable a los colchoneros. Lo mejor que le sucedió a la Cultural fue que el colegiado decretase el final de los primeros cuarenta y cinco minutos de partido. Otra imagen local El tiempo de descanso sirvió al entrenador local, Luis Ángel Duque, para poner orden en su equipo. Los leoneses saltaron con otra dinámica al césped. Más batalla y ambición desde los primeros compases. Genialidad del gaditano José Vega por su banda zurda. Recorta a dos adversarios que le salen al paso en el área y después envía el esférico con sutileza lejos del alcance del portero atlético Lledó. El encuentro pareció listo para sentencia. A la Cultural, con el marcador a favor y un hombre más sobre el rectángulo de juego, muy mal se le tenía que dar para no sacar adelante el partido. Los tres puntos se arrimaron al casillero de los locales. Sin embargo, los jóvenes atléticos no tiraron el partido. Con un jugador menos tentaron el empate. La entrada de Toché al césped contagió aún más a su equipo en la intentona de sorprender a los leoneses. Penalti de pardillo de Negral, que se encargó de resolver Rafa. Minutos de agobio y taquicardia. Ivo, ocho minutos después, sacó debajo de los palos un disparo que se colaba de Mané. El choque entró en su momento más apasionante, con dos equipos fieles a sus objetivos. Era la hora de Raúl Ibáñez. El partido y la grada lo necesitaba. Luis Ángel Duque, que de tonto tiene lo justo, no lo dudó. Sabe que el valenciano está herido en su orgullo. Así es doblemente peligroso. Ibañez apareció y, en efecto, la parroquia enloqueció. A más de uno le costó tragar saliva. Saltó pleno y resolutivo. El ansia le costó una tarjeta. Pero lo mejor estaba por llegar. Asistencia del valenciano y sentencia de Fran. Ni un guión.

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