Diario de León

El Barcelona resiste con nueve frente a un Atlético inofensivo

Dos equipos en formación y sin pegada rompen la tradición de goles en estos duelos

Ibagaza disputa un balón con el barcelonista Cocu, en el partido disputado ayer

Ibagaza disputa un balón con el barcelonista Cocu, en el partido disputado ayer

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Ignacio Tylko - madrid
León

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La alarmante falta de pegada del Atlético, que por algo sólo ha sido capaz de anotar una vez después de cinco jornadas, permitió salir vivo al Barcelona del Vicente Calderón y quebrar la tradición de goles en este duelo. Los rojiblancos, presos también de la ansiedad que les atenaza, se mostraron impotentes y no pudieron ni contra nueve, ya que Cocu y Motta fueron expulsados a 33 y 13 minutos del final, respectivamente. Dos equipos lamentables en plena formación, con plantillas y técnicos renovados, ofrecieron un pésimo fútbol. Sólo la emoción por lo incierto del resultado salvó el choque. Un partido en el que el negro protagonista fue el árbitro Daudén Ibáñez, que tras anular un gol en propia meta de Márquez decidió compensar y expulsar a dos azulgrana pese a que fue Ronaldinho el que más faltas sufrió. Definitivamente, Manzano dejó a Simeone en el banquillo y situó a De los Santos como único mediocampista de contención. Jugó con muchos hombres teóricos de ataque, pero los situó de inicio muy atrás para esperar al Barcelona y salir con descaro al contragolpe, sin importarle abusar del pelotazo hacia Fernando Torres. Rijkaard hizo una revolución en toda regla, ya que ni actuó con extremos, ni tampoco con el tridente. Prescindió de hombres como Xavi, Overmars y Quaresma e introdujo de inicio al central mexicano Márquez y a los centrocampistas Gerard y Motta. La consigna, reforzar el centro del campo para la batalla. Parece mentira que al descanso se llegase sin goles. De salida, el Barcelona gobernó el partido a su antojo. Encontró un rival timorato, nervioso y limitado, mucho más pendiente de los azulgrana que de sí mismo. En apenas un cuarto de hora, el «Mono» Burgos -no salió la segunda parte por lesión- se erigió en el gran protagonista, al salvar dos ocasiones diáfanas de Ronaldinho, una pesadilla entre las líneas atléticas. El choque cambió cuando se hizo más eléctrico, de ida y vuelta, preso de la polémica. En plena locura, el Atlético empezó a sentirse más a gusto, fiel a sus viejas señas de identidad, y acosó al Barcelona aunque fuese a base de saques de esquina. Llegó a marcar, a la salida de uno de ellos, pero Daudén hiló finísimo al dejar sin efecto el autogol del defensa mexicano.

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