Nozal: «Dormí bien todos los días, el problema era levantarme»

Fue una entrevista dura, emotiva, en la que faltó muy poco para que terminásemos llorando todos los que estábamos hablando con él. El drama que vivieron en la Once-Eroski durante el traslado a Madrid, en el autobús, y luego en el hotel, es mejor obviarlo. Isidro Nozal es demasiado buena persona para el mundo en el que vivimos y también para el mundo del ciclismo. «Estoy bien. Pasé un mal rato en su momento, también cuando he estado solo, cuando he estado con mi novia. No es fácil olvidar. Intentaré superarlo. La vida no se acaba aquí. Intentaremos dar guerra». Se le nota un poso de tristeza en sus ojos. No se quita de la cabeza la sensación de que ha fallado a sus compañeros, a su equipo. Nos dice que ha dormido bien. «En realidad he descansado bien todos los días. Lo peor era al despertarme. Me preguntaba cosas, me pasaba la etapa por la cabeza. Piensas en lo peor, que esto se acababa». Cree que le fallaron las fuerzas, más incluso que los nervios. «Me ha faltado experiencia. Las ganas de estar delante me han pasado factura. El pensar que me iban a atacar. Igual no he sabido controlar los nervios, aunque he pecado un poco de las dos cosas. Pensaba que tenía fuerza, pero a la hora de la verdad no la poseía». De la cronoescalada a Abantos cree que «el puesto que conseguí, el 43, no era el que me correspondía. Tenía que haber estado más arriba en la clasificación. En la contrarreloj me di cuenta al final de que estaba perdiendo la carrera en el momento que puse el piñón más grande. Había una rampa del 6%, me tenía que poner de pie y darlo todo. A falta de un kilómetro y medio para la meta no podía avanzar». De esa derrota del sábado negro que tuvo le gustaría quedarse con lo bueno, «aprender de los fallos, de las cosas buenas que ha habido, todo para mi vida personal».