Se entrega el presunto autor de la muerte del aficionado del Deportivo

Gabriel Rodríguez Pérez, de 27 años, presunto homicida de Manuel Ríos Suárez, se entregó en la noche de ayer jueves en el juzgado número 5 de Santiago de Compostela, reconociendo ser el autor material de la patada que causó la muerte al aficionado del Deportivo la noche del martes en las inmediaciones del estadio de San Lázaro. Gabriel Rodríguez se presentó en el juzgado de la ciudad gallega acompañado de su abogado, después de que la Policía estrechase el cerco para identificar al agresor del joven seguidor deportivista que perdió la vida tras el partido Compostela-Deportivo de Copa del Rey. Gabriel Rodríguez, miembro de la peña «Riazor Blues», se entregó pocas horas después de que el juez que instruye el caso pusiese en libertad con cargos a otro miembro de hinchas radicales del Deportivo, también de 27 años, que presuntamente formaba parte del grupo de siete personas en el que se encontraba el agresor de Manuel Ríos. Primera falsa alarma Desde el primer momento quedó confirmado que el primer detenido por la muerte de Manuel Ríos (31 años) no era el autor de la patada que costó la vida del joven aficionado del Deportivo. Poco después de las 21.00 horas se anunciaba la entrega voluntaria de Gabriel Rodríguez, aunque dos días después de la agresión que costó la vida a Manuel Ríos. Las últimas informaciones dadas a conocer ya apuntaban a que una o varias personas, miembros de los «Blues», habían sido identificadas visualmente y a que la Policía investigaba en el entorno de este grupo de hinchas coruñeses, que anunció de forma oficial su disolución la noche del miércoles. En un comunicado publicado en la mañana de este jueves en su página web, los radicales señalaron que quieren «condenar la muerte del seguidor deportivista Manuel Ríos y pedir sinceras disculpas a su familia y amigos, y también al deportivismo y a la ciudad de A Coruña». «No buscamos disculpas, maldecimos sin regates lo sucedido, por mucho que todavía desconozcamos la identidad del agresor y ni siquiera sepamos si pertenece a nuestro grupo; es lo de menos», rezaba el comunicado horas antes de la entrega de Gabriel Rodríguez. El grupo apuntaba que, con su disolución, pretende que «nadie vuelva a tener un manto y a un amplio colectivo que pueda ocultar sus impulsos destructivos». En ese sentido, sostenían que ellos no sabían «quién fue el que manchó de sangre nuestras ilusiones, pero no podemos negar que fuimos la catapulta». Los hinchas herculinos afirman que no se trata «de un cambio de nombre o de una reconversión» y piden que sigan su ejemplo «esas peñas de toque fascista que siguen paseándose con chulería a pesar de tener asesinatos en sus espaldas». Finalmente, animan a los deportivistas a «dignificar el fútbol, siendo capaces de que el deporte conserve su festiva esencia.