El niño prodigio del motociclismo italiano, Valentino Rossi, siempre ha dicho que cuando se aburra de las motos le gustaría probar con la Fórmula 1, y lo ha repetido tantas veces que Ferrari ha decidido tomarle la palabra. «Le propongo una prueba seria, no en broma, un test sin compromiso por parte de nadie», dijo ayer lunes el presidente de Ferrari, Luca Cordero de Montezemolo. Quizá sea fruto de la emoción tras el día en que tanto la squadra rossa como Rossi volvieron a ser campeones del mundo, pero el desafío está lanzado. «Siempre ha sido muy difícil pasar de las dos a las cuatro ruedas y hoy todavía más, porque tiene una dificultad espantosa, pero Valentino es un grandísimo campeón y el símbolo de una tierra de motores», razonó el jefe de Ferrari a los micrófonos de una emisora deportiva. El sueño ha cautivado a Italia, que fantasea con los resultados espectaculares de esta inesperada combinación. Más aún cuando es sabido que Rossi termina su contrato con Honda y está buscando «nuevos estímulos», según reconoció la casa japonesa. «Hay margen para un acuerdo, pero la distancia está en el punto de vista filosófico, todo depende de lo que él quiera hacer, pero a mí no me sorprendería que cambiara de camino>, declaró Carlo Fiorani, manager de Honda. Hasta ahora este previsible cambio de aires apuntaba a Yamaha, pero con el temperamental piloto italiano no se sabe nunca. Su padre, en principio, le ve bien en la Fórmula 1:
Un campeón insaciable El alemán Michael Schumacher (Ferrari), que sigue insaciable de éxitos y tras haber igualado el pasado año la legendaria marca de cinco títulos del argentino Juan Manuel Fangio, ya reina en solitario en la historia de la Fórmula-1 con uno más. Después de igualar los cuatro consecutivos de Juan Manuel Fangio, de 1954 a 1957, quizá el próximo objetivo sea el de convertirse en el primero en conseguir cinco consecutivos. El segundo campeón del mundo más joven que ha tenido la Fórmula-1 por detrás del Emerson Fittipaldi, que logró su primer título en 1972, con 25 años, 8 meses y 29 días, frente a los 25 años, 10 meses y 11 días del alemán, Schumacher ha superado ya muchas marcas y otros están al alcance de su mano. Mayor número de victorias, 70, diecinueve más que las del francés Prost; 56 vueltas rápidas en carrera, mejorando en quince las del francés; y 1.038 puntos que deja ya a 239,5 al francés, son las cifras impresionantes de este campeón. Para conseguir este palmarés inigualable, que le llevará a encabezar todas las clasificaciones al final de su carrera deportiva, de la que, al menos, le quedan dos años, Michael Schumacher no ha reparado nunca en la forma de conseguirlo. Así su primer título mundial, en 1994, lo logró tras eliminar en una colisión al británico Damon Hill (Williams Renault) en Australia y en 1997 intentó hacer lo mismo con el canadiense Jacques Villeneuve (Williams-Renault) en Jerez, aunque no le salió bien la jugada y la Federación Internacional le eliminó de la clasificación del mundial. Al año siguiente volvía a ser campeón del mundo, pero sus accidentes con Damon Hill en los Grandes Premios de Gran Bretaña e Italia, sus toques en Bélgica y Europa así como sus intercambios verbales, confirmaron que Schumacher era un «duro» en el automovilismo. La temporada 1999 parecía la destinada para su primer mundial con Ferrari, pero el accidente que sufrió en el Gran Premio de Gran Bretaña, en el que se fracturó una pierna, tras colisionar frontalmente contra las protecciones a gran velocidad, arruinaron sus esperanzas de conseguirlo. Hace dos temporada la colaboración entre Ferrari y Michael Schumacher dio sus frutos y consiguieron su primer título juntos. Luego llegaron otros dos más.