Panadero: «Un delantero vive de los goles y yo ya los necesitaba»

Aún a riesgo de desafiar el estricto reglamento de régimen interno impuesto por Tomé, Jesús Panadero se prestó feliz a bajarse del autobús en el que todos sus compañeros aguardaban para salir de Matapiñoneras en dirección al Hotel Galaico para almorzar. El temor a una posible multa era más liviano que la alegría que sentía por dentro el cordobés. No era para menos porque no hacía un gol desde que anotara contra el Lugo (gol estéril, por cierto) en el tramo final de la campaña anterior. Tomé había dado orden a sus hombres de que probaran fortuna desde cualquier sitio, dadas las condiciones en las que se encontraba el terreno de juego, muy peligrosas para los porteros, y el andaluz halló el fruto apetecido al tercer intento. Panadero reconocía su sed de golear «hombre, un delantero vive de los goles y la verdad es que yo ya los estaba necesitando, pero lo más importante es que nos llevamos los tres puntitos y que nos vamos para Ponferrada muy contentos». Para desafiar su sangre fría le espetamos: «Y contra el Conquese a repetir ¿no?». Casi de camino hacia la puerta del autocar todavía tiene ganas de responder «exactamente, contra el Conquense vamos a intentar darle una alegría a la afición». Lanza, de cerebro a pasador El otro cordobés del equipo también tenía motivos para estar feliz y eso que Tomé le ha relegado a la banda izquierda en los dos últimos partidos «mientras juegue, aunque sea de portero, el míster sabe que voy a poner todas las ganas del mundo». Ayer se destapó como asistente de Brasi y Davinchi para que estos sentenciaran el partido «hombre, yo más que asistente me gustaría ser goleador pero mis características son más de asistente que de rematador, pero bueno, todo eso me da igual, aunque marquen otros los goles yo los voy a celebrar como si fueran míos». Y es que las victorias tienen un extraño poder balsámico para todos.