El árbitro no tuvo dificultades

EN SU CUARTA temporada en la categoría, el orensano Docabo Otero realizó un correcto arbitraje en el partido disputado en la tarde de ayer. Pese a su juventud, sus cuatro años en la categoría le dan una experiencia y veteranía con la que saca los encuentros adelante sin ningún tipo de complicaciones, como debería de ser en todos los colegiados, aunque por desgracia, algunos, los menos, no lo entienden así. Sin ser ningún atleta, no es necesario para dirigir partidos de fútbol. Estuvo siempre bien situado en el rectángulo de juego durante todo el compromiso deportivo. Supo tener el respeto de los futbolistas, con su talento dialogante. Habló con los jugadores siempre que lo requirió la ocasión. En las amonestaciones estuvo correcto en todas ellas, excepto en la segunda amarilla a Raúl Ibáñez, excesivo castigo su sanción. En la amarilla a Paulino, el público antes de protestar debería tener conocimiento de la normativa de la Ley del Deporte, que prohibe este tipo de celebraciones. Sus asistentes estuvieron correctos, sin tener tampoco ninguna complicación. Supo diferenciar, pese a la complicación que suponía el rectángulo de juego, muy resbaladizo, cuando existían infracciones y cuando las caídas de los jugadores eran producto del estado del terreno de juego. En resumen, quiso pasar desapercibido en el partido. Lo logró, excepto en la última jugada del choque, con la expulsión de Ibáñez.