La ausencia de gran montaña abunda en una carrera extraña
Del Tour 2003 lo más sensato que puede decirse es que resulta extraño en su concepción. Dentro de unos parámetros más o menos clásicos, habituales en la prueba francesa, en el Tour 2004 se nota la falta de gran montaña, por un lado, tanto en los Pirineos como en los Alpes, además de más llegadas en alto. Por si todo eso no fuera suficiente, la situación de las contrarrelojs también resulta sorprendente. Después de la crono por equipos, en la cuarta etapa, bastante larga y selectiva, aunque los organizadores quieren introducir alguna novedad para que las diferencias no resulten importantes, habrá que esperar a pasar los Pirineos, primero, y a la primera etapa alpina para afrontar una cronoescalada en Alpe D'Huez. Con esa concepción de carrera, la contrarreloj por equipos va a ser importante. A diferencia de otros años, la parte más decisiva del Tour se encuentra situada en las dos semanas finales.