La zona baja se mueve al compás que marcan los nuevos inquilinos

El reparto de las plazas de descenso era cuestión de dinero en los últimos años. Hacer un buen equipo es relativamente asequible con un talonario acorde detrás, pero para los equipos que llegaban desde la División de Honor B, y cuyas posibilidades económicas eran limitadas, las mejores opciones que se planteaban referían la permanencia como mejor meta posible. El cambio de roles de la zona alta se extiende a la baja, también. Arrate y Almería, que llegan nuevos a la categoría, uno por ascenso, y otro por adquisición de derechos, salvan poco a poco el panorama (lo de los andaluces es más comprensible, solamente cambia el nombre, los jugadores siguen siendo de siempre de la Liga Asobal) pero en su defecto, Barakaldo y Valencia se hunden en la zona baja, y ponen en peligro sus respectivos proyectos, mientras comprueban asombrados que el retorno del Pilotes a la máxima categoría, aporta menos problemas de lo previsto a sus funciones en la Liga. Situación particular En cualquier caso, las situaciones puntuales han ido marcando el devenir de la competición. De hecho, en el actual, entre el noveno y el último clasificado, median solamente dos puntos de diferencia, visto lo cual, de aquí la cierre de la primera vuelta, las cosas todavía pueden sufrir modificaciones notables. Al margen de dos equipos Cantabria y Teucro, que parecen vivir de momento en una zona intermedia, todos los demás sufren las consecuencias de una derrota o una victoria que cambia por completo el panorama, con las consecuencias que comporta. La situación particular que genera el campeonato anuncia una campaña cargada de situaciones interesantes, y la actual no deja de ser una de ellas. Quedan muchos puntos que pelear este año y muchas situaciones por vivir. De momento, el que sigue disfrutando del nuevo esquema es el aficionado.