Ahora sí, pero luego no

ES CIERTO QUE no todos los equipos pueden estar en posiciones de privilegio, pero también es elocuente que el vender falsas ilusiones no conduce a nada. El querer y no poder, o el anotarse los puntos antes de disputarlos no conlleva a otra cosa más que a una enorme frustración y a mucha fantasía cuando no se consiguen. La imaginación es muy ámplia, pero si la realidad es otra lo único que se logra son fuegos de artificio carentes de pólvora. A partir de ahí comienza a aparecer lo que pudo haber sido y no fue, llamado en el lenguaje popular excusas, y de eso ya se está más que cansado. El cuadro culturalista consiguió una importante victoria ante otro filial lejos de su feudo. Sin hacer un gran juego los pupilos de Eduardo Álvarez supieron controlar al rival manteniendo el marcador hasta el final. Esta victoria habilita el continuar la escalada hacia posiciones tranquilas, así como una gran confianza y motivación para encuentros posteriores. La palabra consolidación debe empezar a incluirse en su vocabulario y acabar con los altibajos que se producen durante un encuentro. Tiempo hay y crédito también. El Promesas Ponferrada mantiene su trayectoria de menos a más y ya tiene cerca los puestos que dan opción a disputar las eliminatorias de ascenso. El juego desplegado, así como su consistencia hasta el final no deja lugar a dudas en el marcador. La competitividad, situación en el terreno de juego, y su regularidad defensiva unido a su capacidad goleadora son las armas que exhibe el conjunto de José Díez. Si a esto unimos la calidad de sus futbolistas y el buen momento de forma de ciertos componentes nos encontramos con un equipo muy completo y difícil de batir. El Atlético Bembibre continúa de mal en peor, complicando cada vez más su posición en la tabla. Las excusas no existen y cuando se tienen problemas todo se vuelve en su contra. La realidad es la que es y sólo queda mirar hacia adelante para salir del negro túnel. Para eso hay que poner medios y de momento estos no terminan de aparecer. La situación comienza a tornarse complicada y la reacción debe ser inmediata, si no el caminar se convertirá en un auténtico calvario. La Bañeza logró sacar adelante su encuentro ante un rival que demostró grandes carencias de juego. Esta victoria permite un cierto respiro al cuadro morado que mantiene su fortaleza defensiva como principal bastión. Lo más negativo es el aspecto disciplinario, donde en los últimos encuentros no termina con los once jugadores. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, aunque hay ocasiones que hasta que la piedra no se rompa no se empieza a rectificar. La Hullera parece no haber asimilado que para ganar a rivales que se ubican en la parte baja de la tabla hay que meter goles. La situación debe cambiar, pues mimbres hay para ello, pero las demostraciones tienen que hacerse sobre el rectángulo de juego. No se debe esperar más y otra jornada sin puntuar acarrearía tensiones y nervios. Tiempo se tiene y credibilidad también, lo demás deben ponerlo técnico y jugadores.