«También se puede ser galáctico sin dar el cante, como Zidane»

Con el sugerente título de «Galácticos, mediáticos y parásitos», el director del periódico deportivo As , Alfredo Relaño, realizó un pormenorizado repaso por estas tres categorías de individuos, en algún momento individuas, que giran alrededor del fútbol. En el Club de Prensa, organizado por el Diario de León y con el patrocinio del Banco Herrero, se dieron cita gentes anónimas, sin duda atraidas por la categoría del conferenciante, así como representantes de los tres clubes más representativos de la provincia, Ademar, Cultural y Baloncesto León. Alfredo Relaño, nacido en Madrid en 1951, es un periodista que conoce su profesión, y especialmente el mundo del deporte, después de batallar con el mismo en radio, televisión y hoy en día prensa escrita. Muy didáctico, Alfredo Relaño compartimentó perfectamente su exposición. Inició su conferencia hablando de los galácticos, «palabra de nuevo cuño, que responde a una nueva época». El periodista reconoció usar masivamente esta palabra, cuya puesta en circulación se adjudica a As , «cosa de la que no estoy seguro». Galáctico es algo de otra galaxia, lejano, superior, habitualmente inalcanzable. «Es la hipérbole del fútbol, algo sólo entendible hoy en día y en el Real Madrid», en palabras de Relaño. Para formar parte de los galácticos hay que ganar 1.000 millones limpios y jugar en el equipo blanco. Hay aproximaciones, pero quedan en eso, como es el caso de Ronaldinho, con el que el Barça trató de importar a Cataluña el círculo virtuoso de su máximo rival, el equipo blanco. Los galácticos se caracterizan por no admitir a cualquier entrenador, se dejan llevar por la inspiración en el terreno de juego, son deseados por las marcas publicitarias, no se concentran y viven a su aire. El caso extremo es el de Ronaldo, que vive a su aire y se le consiente. Roberto Carlos y Beckham se le acercan. Se da la paradoja, de que el inglés se ha reencontrado con el fútbol en el Real Madrid y forma pandilla con los brasileños Ronaldo y Roberto Carlos, mientras vive algo alejado de su mujer, Victoria Adams. Pero también se puede ser galáctico sin dar el cante, y «ese es el caso de Zidane, un hombre tímido, enamorado de su mujer, que se cuida y con una calidad extrema», según Relaño. Raúl también encaja en esta categoría, cuando al principio perteneció a la primera.