Reaparecen los cormoranes, una amenaza para las truchasde Esla y Órbigo

Con el comienzo de la temporada de caza vuelve a la palestra entre los aficionados la polémica desatada acerca de los cormoranes, especie protegida y, de un tiempa a esta parte, invernante en determinadas zonas de la provincia, especialmente en los embalses del Sil y en los ríos Esla y Órbigo. La presencia de cazadores en estas zonas ha significado que estos enormes pájaros, magníficos nadadores y especializados en la pesca por buceo se muevan en bandos volando a gran altura. Puede ser que, en ocasiones, sean las mismas aves que se avistan a lo largo del día, pero no cabe duda de que, si el año pasado había muchos, este año hay más todavía. A pesar de que los expertos difieren acerca del daño que causan a las poblaciones trucheras, parece evidente que se alimentan de pescado y que, allí donde la trucha es la especie predominante, constituye la base de su alimentación. Durante el verano la población de cormoranes se redujo a unas pocas parejas que nidificaron en Riaño y Bárcena, pero ahora han vuelto de forma masiva. El río Esla en todo su curso, pero muy especialmente a la altura de Valencia de Don Juan y de Gradefes, fue durante la primera jornada una auténtica procesión de estos pájaros que, en ocasiones, recibieron la caricia de los perdigones. El hecho de que sean una especie protegida unido al mal sabor de su carne «que no la comen ni los perros» les salva en muchas ocasiones. Además su tamaño y dureza les hacen casi invulnerables. Sin embargo no conviene olvidar que muchos cazadores son también pescadores que les achacan, posiblemente de forma exagerada, la merma de las poblaciones trucheras. Tal vez haya llegado el momento de que la Consejería de Medio Ambiente tome nota y resuelva el problema de la forma menos traumática posible, situando las poblaciones de cormoranes en las cifras aceptables que había hace años, cuando apenas se les conocía en la geografía leonesa.