La Deportiva se hace resultadista ante un Tomelloso muy aguerrido (0-0)

El partido que ayer libraron en tierras manchegas la Ponferradina y el Tomelloso no respondió a los cánones inicialmente previstos. Los locales habían demostrado en citas previas que saben hacer mejor fútbol del que ayer desplegaron sobre el irregular césped del Municipal tomellosero y los de Tomé también han manejado mejor el cuero de lo que evidenciaron esta vez. Cómo sería de sorprendente la actitud mostrada por el cuadro de Pedro Sánchez de la Nieta, que hasta el propio Tomé salió del banquillo a los diez minutos de partido para decirles a sus hombres que se olvidaran de jugar al fútbol y que fueran a lo práctico. Como consecuencia de todo lo anterior, el espectáculo brilló por su ausencia, si se exceptúan unos primeros minutos en los que los bercianos llegaron con cierta claridad a la meta de Ignacio y en los que los manchegos crearon sus dos opciones de marcar en todo el partido. La Deportiva estrenaba zaga, con Rial de titular por vez primera esta temporada. Estaba cumpliendo el catalán, igual que el resto de sus compañeros, cuando una subida al ataque de Jechu, concluyó con una contra de los locales sobre la banda descubierta por el vigués. A Tomé no le gustó que aquella anécdota se convirtiera en costumbre y salió de la banqueta para ordenar a sus zagueros que dejaran la progresión para otro día. Así las cosas, la iniciativa que estaba llevando el cuadro berciano dejó paso a un batalla sin cuartel en la zona ancha, en la que el buen fútbol no se atisbaba por lado alguno. Para más inri, la actitud claramente casera del trencilla sevillano Figueroa Vázquez, no auguraba nada bueno si no se tenía prudencia. El andaluz cosió a los de Tomé con faltas en los aledaños del área que defendía Rubio. Si se analiza que el mejor hombre de los manchegos, Carlos Sanz, tiene una zurda privilegiada capaz de poner el balón inalcanzable para los porteros rivales si se le dan metros para ello, la cosa pintaba mal. Con el fin de contrarrestar todas esas adversidades, los del Bierzo se pusieron el mono de trabajo, destacando por encima del nivel general el esfuerzo sin límites de un Jesús Panadero que volvió a partirse la cara con todo el mundo. Antes de que el cordobés se fajara como sabe, ya había protagonizado dos ocasiones de peligro para la Deportiva. La primera después del primer saque de esquina botado por los bercianos que concluyó con un remate rechazado por Ignacio y la segunda, en un lanzamiento ligeramente elevado desde fuera del área local. Después amagó el Tomelloso, gracias a una genialidad de Carlos Sanz que cedió de tacón para dejar a Pedro Carrión solo ante Rubio, aunque el delantero quedó escorado por la derecha y su disparo resultó excesivamente cruzado, por fortuna para los intereses de la Ponferradina. Aún así, el choque seguía pareciendo asequible para la Deportiva que asustó al rival con dos remates, uno de Gámiz que remató alto con la testa a la salida de un córner y otro de Brasi que se fue magistralmente de tres contrarios para hacerse un hueco desde el que chutar a gol, pero la pelota se le fue arriba. Y ya no hubo nada más reseñable en el primer tiempo, salvo la entrega sin límites de todos los protagonistas, cuya fogosidad obligó a los cuidadores de ambos conjuntos a intervenir para recuperar a los dañados. El fútbol brilló por su ausencia Tras el descanso, el Tomelloso tomó las riendas del encuentro porque la Deportiva esperaba buscando el momento oportuno para contragolpear. Sin embargo, aquel era un dominio tan estéril como insulso, porque Rubio sólo hubo de intervenir en un lanzamiento de Carlos Sanz a balón parado, que el meta madrileño desvió a córner. El resto fue para olvidar, con más volundad que resultados. Las defensas se impusieron a los ataques, aunque el técnico local se la jugó quitando un zaguero a poco del final. Pero ni Davinchi ni Gonzalo, que ya estaban en juego, ni tampoco Brasi que aguantó en la cancha, pudieron crear peligro. Lo peor fue la quinta cartulina de Gámiz, que no podrá jugar contra el Zaragoza. Lo mejor, el punto.