El penúltimo clasificado agrava la crisis del Ademar con otra derrota (24-22)

No levanta cabeza. El Ademar esperaba que el Barakaldo fuera un bálsamo para sus problemas, pero al final los vizcaínos, uno de los conjuntos más modestos de la Liga, se subieron a las barbas del poderoso y dejan muy tocado al equipo de Manolo Cadenas con este inesperado tropiezo. En el primer periodo, el Ademar siguió mostrando las carencias que le han llevado a sumar dos derrotas consecutivas ante el Chekovski en Europa y el Ciudad Real en Liga. Pese a las diferencias de calidad entre los dos conjuntos, la furia y el coraje local pudieron con la mayor calidad de los de Cadenas, y hasta el minuto doce de encuentro el Ademar no se puso por delante, 4-5, gracias a un acierto de Raúl Entrerríos. Pero el Barakaldo UPV estaba ahí, e incluso Suman, uno de los grandes artilleros de la Liga ASOBAL, se permitió el lujo de fallar un penalty. El partido seguía muy cerrado, sin que nadie dominara con claridad un marcador tan corto como parejo. Manolo Cadenas pidió un tiempo muerto ante el panorama del partido, y el juego leonés tuvo algo más de dinamismo a partir del ecuador del primer periodo. Buena defensa Kjelling irrumpió en la pista donde había debutado en los leoneses, y metió de nuevo al Ademar en el partido, sin dejar escaparse a los vizcaínos, que mantenían unas diferencias cortas a su favor. En los locales destacó mucho la buena defensa, capaz de frenar a jugadores de enorme calidad como Metlicic o Krivoschlykov, que apenas pudo demostrar sus dotes al contragolpe, y en última instancia las grandes intervenciones del cancerbero Barreto, con hasta siete paradas de mérito que no permitieron la progresión ademarista en el electrónico. La primera superioridad numérica para el equipo visitante, a los 23 minutos de juego, permitió al Ademar tener su segunda ventaja en el marcador (8-9). Los locales también reaccionaron entonces con un tiempo muerto, y de nuevo los goles de Suman le dieron la vuelta al partido para llegar al descanso con un sorpresivo 12-11 a favor de los vascos. Ibai Begoña, un joven que debutaba con los locales procedente del filial, también rayó a gran altura y no le pesó estrenarse ante uno de los grandes. En la reanudación, siguió la fabulosa defensa de los vizcaínos. Radoncic falló un penalty en los primeros compases. Con la igualdad en el luminoso, con muchos empates y ventajas mínimas en un inicio intenso, Manolo Cadenas puso sobre la pista a sus mejores jugadores, con un Kjelling que fue el único que se salvó de la quema en los visitantes. Ya no cabían más probaturas y debían poner los internacionales su calidad para un partido que caminaba hacia la sorpresa. Momento inoportuno Juanín también falló un penalty en un momento inoportuno, y en esa fase del partido Javier Barreto fue decisivo para los locales, ya que Ademar quería establecer diferencias pero que no pasaron de un gol. El encuentro no se decantaban, y Suman empató de nuevo. De nuevo el joven Begoña soltó su brazo con mucho desparpajo y los locales se pusieron con dos goles de renta. Se debe destacar que Vargas y De Toro no pudieron jugar en los locales, así como Peciña, por lo que los vizcaínos apenas tenían rotaciones. Castresana falló sólo ante Barreto en un punto de inflexión del partido, con un empate a 19 goles, y los de Cadenas tenían un bloqueo de ideas casi total, de donde sólo sobresalía Kjelling. Desde la línea de siete metros también respondió el equipo local y Pellitero abrió brecha con un penalty (21-19). Se empezaba a oler la sorpresa en las gradas de Gorostiza, y el Ademar se fue poniendo nervioso ante la gran defensa del UPV y el ambiente creciente en el graderío. Cada balón quemaba en las manos, y en el minuto 57 Juanín ponía el empate en el marcador. Pero en ese momento hubo una exclusión a Muñoz y un penalty que transformó Pellitero. En inferioridad y a la desesperada, Kjelling igualaba a 22 también de penalty, golazo de Marcos para los locales, tiempo muerto de Cadenas y error, falta clara en ataque de Juanín. La defensa a la desesperada no sirvió y a falta de nueve segundos Radoncic machacó el 24-22. La cenicienta se convirtió en la bruja, y la derrota de Ademar fue una realidad.