Perales confirma que la madurez no riñe con el valor y explota en un gran partido

Hafnarfjördur (Islandia). 15-XII-2002. La expedición de Ademar regresa al hotel después de haber eliminado al Haukar en octavos de final de la Recopa. Si Colón no se hubiera ido al hospital con la nariz rota, la felicidad hubiera sido completa. Pero aún así, hay buen ánimo, y Héctor (como siempre) y Juanín, animan el regreso con el chascarrillo de rigor. El central más joven del equipo ha hecho un buen partido, y la plantilla ingenia supuestos titulares de prensa: «Perales, ha nacido un crack»; «Perales: Quiero que este equipo juegue más para mí »; «Perales: de Cantabria al cielo»; «Perales: Es mi hora ». Simples bromas. Ayer pudo haber sido realidad. Óscar Perales se marcó un partido memorable, más que por lo que reflejaron los números o el juego en sí, por el desparpajo que aportó a sus acciones en pista: «No me lo esperaba ni yo mismo. Me ha cogido de sorpresa, pero espero que siga así. La verdad es que al principio he pasado un poco de nervios, pero después he visto que era sencillo».