Deportiva-Zaragoza, del sufrimiento a la promoción (1-0)

Parece ser que los asiduos del Toralín van a tener que ir acostumbrándose, si es que no lo estaban ya, a sufrir en cada jornada siguiendo las evoluciones del equipo de sus amores. Eso sí, al menos esta temporada el sufrimiento se lleva mejor porque al final, casi siempre se quedan los tres puntos en el talego, que al fin y al cabo es de lo que se trata. Pero es que la actitud que están demostrando la práctica totalidad de los rivales que se pasan por el feudo blanquiazul deja poco margen para el lucimiento propio y ajeno. Los equipos en esta Segunda B, salvo contadísimas excepciones, acuden a sus desplazamientos más preocupados de no encajar ningún gol que de conseguirlos y claro, así es difícil que se pueda disfrutar en los partidos. Si a todo ello se le une que la Deportiva tampoco es que ande sobrada de luces a la hora de elaborar, el resultado es un partido espeso con dominio blanquiazul y escasez de oportunidades en ambas porterías, con resolución final para el equipo que más atinado está, que suele ser el de Tomé hasta la fecha. La misma historia de siempre Más o menos esa fue la historia del encuentro de ayer, donde un Zaragoza B no hizo honor a su condición de filial, si por ello se entiende una escuadra joven, plagada de gente con ganas de llegar lejos en esto del fútbol y destilando una calidad que se le supone por el mero de hecho de pertenecer a la segunda plantilla de un equipo de Primera División. Chucho Solana (otrora lateral zurdo del Madrid y del propio Zaragoza) dispuso una zaga integrada por cinco efectivos, con tres hombres por delante y dejando más arriba a Carlos Rubén y Toledo, que gozaron por cierto de dos claras ocasiones de gol, las únicas que tuvo su equipo. Y enfrente estaba una Deportiva con novedades, pero con el mismo defecto que viene acusando durante toda la temporada. Falta creación de juego, pese a que Lanza volvió al medio del campo, pero el andaluz apenas encuentra resquicios para combinar y su alternativa más frecuente estriba en hacer pases largos hacia las bandas o hacia el centro del ataque, donde las pobladísimas defensas suelen conjurar casi siempre el peligro. Ayer fue el andaluz quien llevó la mayor acción de peligro de todo el primer tiempo y eso fue cuando todavía no se había cumplido un minuto de juego. Fue, como no podía ser de otra manera, en una acción a balón parado, obligando al meta Rubén a despejar con apuros. Sólo en una jugada similar podía marcar la Deportiva y lo logró a poco de reiniciarse el encuentro, cuando Antía acertó a resolver un barullo tras la salida de un córner. Escaso pero suficiente para lograr una victoria que sitúa a la Deportiva en promoción. Lo más peligroso que hicieron los de Tomé fue un cabezazo de Igor en otro córner, que provocó una gran intervención de Rubén para evitar el segundo de los locales. Pese a lo que pueda parecer, Rubio también salvó a la Deportiva en el primer tiempo y el propio Antía despejó casi en la línea de gol lo que pudo ser el empate cuando los de Tomé jugaban con diez por la rigurosa expulsión de Toñín. Al final, ovaciones cruzadas entre público y jugadores.