Manolo Rubio se aferra al color verde para seguir imbatido

La Deportiva no encaja ningún gol en contra desde aquella fatídica tarde del Plantío, cuando recibió nada menos que cuatro de una sola tacada. Mucha parte de la culpa de que el equipo totalice ya más de 400 minutos sin recibir un solo tanto la tiene el guardameta Rubio, que encierra una particular historia de superstición. Lo cierto es que al de Leganés se lo imaginaba uno con la indumentaria totalmente amarilla que ya solía lucir en León. Con ese mismo color, maldito para muchos supersticiosos, se presentó también en Ponferrada y lo lucía en las primeras jornadas, mientras las cosas iban bien. Pero más tarde optó por el cambio y apostó por este llamativo atuendo de color «verde esperanza» que tan excelentes resultados le está proporcionando. Ayer, después del encuentro ante el Zaragoza B, se le planteaba una curiosa disyuntiva. ¿Qué haría Rubio el próximo domingo si al llegar a Fuenlabrada comprueba que al utillero se le ha olvidado meter en el equipaje la camiseta de color verde?. Y el guardameta bromeaba respecto a esa posibilidad «no pasaría nada porque yo soy de Leganés, que tampoco está tan lejos de Fuenlabrada y seguro que me daría tiempo a ir a buscar otro jersey similar al que tengo ahora». En Palencia no dio resultado La verdad es que las cosas no hay que tomárselas tan a la tremenda porque como ayer reconocía el fenomenal portero madrileño, esa misma camiseta verde la llevó en La Balastera y el equipo perdió porque él encajó un gol, de penalti injusto, eso sí. Pero Rubio quería desdramatizar esta circunstancia anecdótica «si tengo que jugar sin ella en Fuenlabrada no pasaría nada, lo haría igual con la amarilla o con la negra, no es problema». Lo que sí es verdad es que Rubio está cuajando una gran temporada, un tanto desdibujada por dos partidos puntuales, donde echó a perder sus excelentes promedios. Fue en casa ante el Madrid B y en el partido de Burgos. Recibió nada menos que siete goles en ambas confrontaciones, pero sólo ha encajado diez en estos doce partidos. Eso quiere decir que con excepción de esas dos tardes nefastas, Rubio sólo encajó tres goles y de esos tres, dos los recibió merced a otros tantos penaltis. Este año hay un gran portero en la Deportiva. Y buena gente. Pagola también lo es.