Diario de León

Ademar paga caro el peaje de la concentración de partidos (31-20)

Las bajas para el viaje a Austria deslucen el triunfo claro sobre el Bidasoa

León

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De la dualidad de estilos que marca por un lado la filosofía habitual de Jordi Ribera y por otro Bidasoa como heredero del mítico Elgorriaga, surge en la actualidad una mezcla que no termina de hacerse homogénea en todo su sentido. Solución: Irún tiene un equipo que juega muy a la alemana (Lechte, Felixson y Johaneson han mamado de los fundamentos de la Liga más dura del mundo no hace tanto tiempo) y ahora mismo, en el estado en el que se encuentra Ademar, no es la fórmula más adecuada para intentar ganar a León en su propia pista. Así que, con los apurillos que siempre hay que dejar pendientes cuando el bloque de Cadenas juega partido oficial, porque no se entiende un triunfo marista si no hay algo de angustia de por medio, la expedición blanca parte hoy rumbo a Austria con más tranquilidad que de haberse ganado una tormenta innecesaria de por medio. Cadenas tiró de su bloque de gala de moda para estos días. Puso a Raúl Entrerríos al mando de la nave, hasta que mediada la primera parte cambió los galones para Perales, mandó a los laterales a Kjelling y Metlicic, aprovechó el momento dulce de Colón y con Juanín y Roberto en las alas, se metió en la política de intentar romper el marcador a cámara lenta. La política de rotaciones de la escuadra leonesa aguantó la dinámica de los dos-tres goles arriba con signo local, cambio de defensa incluido. Hubo un tímido intento amarillo por apretar la defensa, y fructificó a diez minutos del descanso (11-10), aprovechando el filón que ofrecía a Julen (4/4 en aquellas alturas de partido) jugar en plaza de pivote. León se sobrepuso al susto de un choque tan fortuito como espectacular entre Kasper y Krivochlykov. Y entre que Jorge Martínez abrió una serie muy interesante bajo palos y que en ataque el flujo ofensivo siguió su caudal previo, la intentona foránea quedó sin efecto. Inferioridad rentable Sucedió al borde del descanso que la primera inferioridad leonesa por exclusión de Colón pilló de improvisto al partido. Porque lejos de romper la incipiente marcha ganadora que ya apuntaba Ademar a aquellas alturas de partido, el marcador se dinamitó del todo. León le hizo al tanteador un parcial 2-0 a la escuadra foránea, y con media hora de juego por delante, el partido llamaba a sentencia prematura. Sólo la preocupación por el estado físico de Kasper y Krivochlykov cara al partido de hoy, dejaba algo de intranquilidad en el aire. Las excelencias del 6-0 local y la continuidad en el buen tono de Jorge Martínez hubieran bastado para asegurar un retorno a cancha plácido de no mediar dos circunstancias de importancia. Héctor se fue a la calle por dos minutos, víctima de una exclusión al precipitarse en la defensa de un golpe franco, asunto que aprovechó Bidasoa para hacer oposiciones a un mínimo acercamiento en el marcador, y después, más importante, Metlicic se llevó un fenomenal topetazo en un dedo de la mano, al defender un lanzamiento, y aumentó a tres la lista de damnificados por acciones de partido, en vísperas de semejante compromiso como el de mañana. El presente estaba más o menos resuelto a aquellas horas de la noche (24-17) pero al futuro a corto plazo, se le iba poniendo una cara un poco más oscura por momentos. En el lado positivo de los albores del partido, la defensa se conjuró como especie de homenaje póstumo a los caídos en acto de servicio y con la especial colaboración de Jorge Martínez, los tres palos locales se cerraron con cremallera... y también los visitantes. Porque León se metió en un bache de siete minutos con un sólo gol y dio muy lejanas esperanzas a Bidasoa de abrir en algo el envite. Partido resuelto Vana ilusión. A pesar de la creciente tendencia a los errores no forzados y a las pérdidas de balón, a lo siete minutos finales de partido les vino añadida la máxima diferencia en el marcador (28-18) y el partido bajo el ritmo casi al de ralentí, para economizar esfuerzos de cara a lo que toca en las próximas veinticuatro horas. ¿Y Bidasoa? Puede ser que de verdad tenga equipo para algo más que vagabundear por los sótanos de la clasificación. A cinco minutos de acabar la segunda parte no había sido capaz de hacerle más de seis goles al Ademar, y de hecho, dejó en el Palacio la victoria post-crisis más cómoda que se recuerda este año. Hay datos estadísticos que se quedan en cifras sin más, pero desde que Manolo Cadenas manda en el banquillo marista, todo lo que ha conseguido es un empate en la campaña 95/96, y el resto de los viajes a León se cuentan por derrotas, aún en las variante múltiples que han ofrecido los distintos inquilinos del banquillo irundarra. La recta final se convirtió ya en un simple cambio de anécdotas. Como aquella en la que Héctor se jugó y anotó un contragolpe claro que, con Juanín al lado, y según el libro de estilo de la casa, debió finalizar el extremo. El internacional hizo gesto simpático y manual de apuntarla en el debe y Héctor río. Buena cosa el buen humor.

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