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SIN AFANES POLÉMICOS

Con moderado optimismo

Publicado por
MARTÍN
León

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ADEMAR, deslizándose seguro, a veces majestuoso, sobre la «nieve» de la cancha pamplonesa, pasó felizmente la primera bandera de un slalom gigante con cinco puertas difíciles, complicadas: Pórtland, Celje en la doble confrontación de Copa de Europa, Valladolid y finalmente Barcelona. Un recorrido plagado de dificultades con nombres, o colores distintos en las banderas: Liga Asobal, Copa de Europa y Copa Asobal. Un final de la primera vuelta de la Liga que puede afirmar al equipo en la tercera plaza de la clasificación, situarle en cuartos de final de la Copa de Europa, y (soñar no cuesta nada) llegar a la final de la Copa Asobal. Un final de año trepidante, también ilusionante. De momento, orillando la siempre perniciosa euforia, dejamos en moderado optimismo el recibo de la victoria sobre los navarros que, por cierto, habían recuperado su mejor vuelo en los últimos partidos. Confieso que cuando ví en el televisor cómo el partido iba a ser arbitrado por la inefable Cristina y su compañero Permuy (no conocía el resultado entonces, pues en emisión diferida sabido el resultado pasa a ser el partido un poco como el agua, incoloro e insípido), confieso -repito- que cuando vi quiénes iban a dirigir el partido a punto estuve de apagar el televisor. Hubiera cometido un doble error. El primero subsanable, con el reconocimiento de la suspicacia cometida, el haber juzgado no precisamente bien a la pareja arbitral, en una apreciación anticipada, de la que -parte positiva- he sacado la oportuna secuencia; el segundo haberme perdido un partido extraordinario, particularmente la primera parte, en la que se fraguó la victoria, donde Ademar volvió a ser el de los días y partidos grandes. Todo un recital de fuerza, potencia, entrega, ilusión por la victoria. Las virtudes que le han llevado a contar con una legión de seguidores, la mayor parte jóvenes, que le siguen con extraordinaria fidelidad, contra el viento de días y horarios de un calendario esperpéntico y las limitaciones marcadas por don presupuesto. Se ha alzado, por méritos propios, hasta el tercer lugar de la clasificación, al que puede aspirar si las cosas siguen rondando como el Pamplona, bajo el lema del equipo: «Ademar a Luchar». Puede que más de un optimista reniegue ahora de los tropiezos sufridos en las canchas del Teucro y del Baracaldo; pero en la carrera larga de la Liga, las aspiraciones lógicas se centran en ese tercer lugar alcanzado. Porque Ciudad Real y Barcelona son algo así como punto y aparte. Otra cosa es en un torneo de eliminatorias a doble partido. Como por ejemplo la Copa de Europa, donde espera el Celje, conocido rival, para jugar el primer encuentro de la eliminatoria. Un resultado, no menor a los seis goles de renta, hay que obtener para viajar al partido de vuelta con posibilidades ciertas de salvar la eliminatoria. Será el paso de la segunda bandera del slalom; esperemos sea salvado con la misma suficiencia que el primero de los envites. Luego ya, con auténtico optimismo, se podrá esperar a que se sigan salvando escollos hasta llegar al final frente al Barcelona en la Asobal; pero éste, con ser importante, no llega a tener la trascendencia de los otros. De momento, bien está lo que bien comienza. Un sábado de sesión continua para muchos aficionados: A las cuatro y media de la tarde en el Palacio, y a las nueve de la noche en el Nuevo Amilivia, donde la Cultural jugará un partido, sin duda, trepidante, ante el rival regional -o autonómico, como quieran- Burgos.