Diario de León

Las aficiones de los dos equipos acaban unidas en las gradas

León asiste a un nuevo acto de deportividad y hermanamiento, cada vez más habitual ya

La mascota del Celje exhibe también la bufanda de Ademar

La mascota del Celje exhibe también la bufanda de Ademar

León

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Lo más bonito de la Copa de Europa ya no hay que ir a buscarlo en avión. León en conjunto (ciudad, club, equipo, afición) ha conseguido hacer de la competición más bonita que ha parido la EHF todo un espectáculo que a veces, por momentos, eriza la piel. Así, ya empieza a ser costumbre -buena noticia- recibir al equipo a toda pastilla (será la bomba el día que Cadenas reconsidere la costumbre, y retire al equipo de la pista medio minuto antes de la presentación, para que cuando la plantilla salga a la cancha a ser presentado, sea una explosión ya absoluta). No baja la intensidad de los apoyos un sólo instante, el minuto final se juega con la grada entera en pie, a la alemana, y como el himno a León es propiedad exclusiva del Palacio, pues no va más. La última moda es hermanarse con la afición rival. Queda de película. Los eslovenos, además, son de lo mejorcito que anda por Europa. Meter a 50 personas en un autobús, para hacer 35 horas de viaje de ida, otras tantas de vuelta, llevarse un carro de -13 en el maletero, y tener ganas todavía de jalear «¡Ademar, Ademar!» desde la grada, es la bomba. Claro, el Palacio prorrumpió en una ovación absoluta al equipo esloveno cuando se despidió desde el círculo central cariacontecido, las peñas del club devolvieron el «¡Celje, Celje!» para no quedar en mal lugar, y llovieron los abrazos entre todo el mundo. Es entrañable este club balcánico. Llegados a León en la noche del viernes, los «guirrios» que acompañan al equipo en los partidos de casa, salieron fuera esta vez también. Esas figuras con piel de oveja que pasearon por todo el Palacio, son parte de una ceremonia de despedida del invierno y bienvenida a la primavera en la antigua república yugoslava. Celje las ha incorporado a su parafernalia pre-partido, para que ahuyenten de los malos espíritus a su equipo. Ayer no salieron al centro de la cancha, como hacen cuando juegan en casa, y les comió la mala suerte en forma de lesiones, por lo visto. En la noche previa al partido, las lesiones pudieron haber sido hepáticas, entre los hinchas. En la Plaza de San Martín, antes de darle fuerte a la cerveza y al vino, ya tuvieron ocasión de exhibir el mismo baile, dedicado a la ciudad leonesa. Gente encantadora, sencilla, amable y amistosa, por encima de todo. Geniales.

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