Diario de León

Raúl cumple el augurio de Queiroz y noquea a todo un gran Deportivo (2-1)

El Real Madrid se consolida como líder y aventaja al equipo gallego en seis puntos

El deportivista Capdevila y el portugués Luis Figo pugnan por el control de un balón

El deportivista Capdevila y el portugués Luis Figo pugnan por el control de un balón

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Ignacio Tylko - madrid
León

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Queiroz no falló en sus augurios. Dijo la víspera que Raúl tendría su día frente al Deportivo y el madrileño no falló. Como casi siempre, eligió el sitio y el momento exactos para aparecer, meter un pie mágico y resolver a favor del Real Madrid un gran partido en el que lo más justo era el empate. Hasta entonces, había pasado desapercibido, en un discreto segundo plano, pero Raúl es un ganador nato y tiene el don de oportunismo. Gracias en gran parte a él, a su postrero gol, el Madrid coronó con éxito la tercera etapa alpina, tras la del Atlético y la del Camp Nou. Los blancos siguen intratables en casa y se consolidan como líderes, con dos puntos de ventaja sobre el Valencia y seis sobre los gallegos, que hicieron uno de sus mejores partidos en el Bernabéu pero perdieron como casi siempre. Partido valiente Irureta, al que muchos acusan de ser miedoso pero al que algún día no muy lejano añorarán en Riazor, planteó un partido valiente como pocos en Chamartín, con Valerón, Luque y Tristán en el tridente ofensivo. Desde el pitido inicial, sus jugadores salieron en busca del Real Madrid, que vive probablemente su mejor momento de la temporada y aceptó encantado el intercambio de golpes entre dos pesos pesados. Con dos equipos plagados de jugadores ofensivos, dotados de enorme calidad y con una actitud encomiable, es normal que se viera un primer tiempo de ensueño, de ida y vuelta, de esos que cada vez abundan menos. Un partido abierto, de ida y vuelta, ajeno a esos corsés tácticos que tanto gustan a los técnicos y asquean a los aficionados porque destrozan el espectáculo. Las ocasiones se sucedieron en ambas porterías durante el transcurso del partido. Manuel Pablo, en una gran internada mal terminada, Sergio y Luque, de sendos disparos lejanos, inquietaron a los merengues, que respondieron de inmediato con una acción maravillosa de Raúl que definió mal Ronaldo y defendió bien Molina. Valerón, en una oportunidad pintiparada, se equivocó al intentar asegurar a bote pronto un balón franco para volear. La clave La jugada clave del partido, la que pudo y debió cambiar su rumbo, se produjo, empero, a los 26 minutos, cuando un asistente de Rodríguez Santiago levantó la bandera por un fuera de juego de Luque que rompía Raúl Bravo, precisamente el jugador más próximo al juez de línea. Poco después, el árbitro no dio validez a un golazo de Helguera, no se sabe muy bien por qué. El Madrid, con más pegada que nadie y normalmente ganador cuando el partido se desarrolla en las áreas, se adelantó al filo del descanso, uno de sus momentos tradicionalmente favoritos. Zidane arrancó en el límite con el fuera de juego pero de forma aparentemente correcta, hizo un control extraordinario, se aprovechó de un desgraciado resbalón de Manuel Pablo y puso el gol en bandeja a Ronaldo. El juego decayó en la reanudación, sin dejar de ser nunca un partido vibrante, pleno de emoción. El Bernabéu, que echaba de menos al renqueante Figo, sustituido por Miñambres, se quedó mudo cuando Ronaldo se trastabilló y cayó al suelo doliéndose de una rodilla. Afortunadamente, se retiró a la banda pero pudo salir después. Otro susto, esta vez para los gallegos, cuando Zidane dio una patada involuntaria en el rostro a Sergio, también sin consecuencias. Irureta movió ficha con celeridad. Quitó primero a un lateral, Manuel Pablo, e introdujo a Victor. Después, más madera con Pandiani, aunque el sacrificado fue Tristán. Y el uruguayo apenas necesitó una docena de segundos para firmar las tablas. Después de que Zidane se adornase en exceso y desperdiciase una ocasión diáfana, el técnico irundarra buscó el efecto Munitis. Pero el que resolvió fue Raúl. Sobró la bronca entre Beckham y Scaloni, pasado de revoluciones y con mal perder.

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