La pasión en las gradas superó al juego que ofrecieron los equipos

Como se esperaba, el derbi provincial registró un espectacular colorido en las gradas. Con la lógica mayoría de los aficionados blanquiazules por actuar su equipo en feudo propio, los culturalistas también se dejaron oir y en algunos momentos hicieron prevalecer sus consignas, acallando a la parroquia local. Durante todo el compromiso no cesaron los cánticos en apoyo de uno y otro conjunto. Los locales recurrieron al ya manido «puta León y puta Cultural», mientras que la respuesta de los capitalinos también buscaba hurgar en la herida al grito de «paletos, paletos...». Por lo demás, todo se ajustó al guión previsto. Quitando estos ramalazos de patriotismo mal entendido, puede decirse que el comportamiento de ambas aficiones resultó casi modélico, de no ser por los incidentes del final, una vez que el encuentro ya había concluido. Para velar por la seguridad en el recinto blanquiazul, las fuerzas del orden desplazaron hasta veinticuatro efectivos, quince «locales» y otros nueve llegados desde la capital de la provincia. Apenas tuvieron trabajo durante el partido, si se exceptúa un ligero altercado en la zona próxima al banquillo culturalista, cuando Duque lo abandonó para recriminar al juez de línea por no haber señalado lo que él entendía como fuera de juego de Cascallar. El público arrojó una moneda y luego llegaron más objetos al final del compromiso, cuando el madrileño acudió a saludar a los aficionados del «Frente Leonés». Ahora llegan las navidades y ambas plantillas se van de vacaciones hasta el día 29 los bercianos y hasta el 30 los capitalinos.