Los cambios de defensa de Pozun hicieron más daño de lo debido

Que Celje iba a empezar defendiendo en esa versión de 5-1 que por momentos semeja más ser casi un 3-2-1. Y dentro de lo que cabe, con los problemas que hubo toda la tarde para atacar el marco esloveno, la cosa no fue del todo bien, pero tampoco alcanzó cotas de desastre. El problema real vino cuando Miro Pozun, el técnico local, cambió el entramado a 6-0. Jugar balones a los pivotes se convirtió en tarea inútil, más aún a lo largo de la segunda parte, cuando por momentos Héctor llego a ser volteado con las mejores cadriladas que se recuerdan esta temporada, sin sanción pertinente en el 90% de los casos. Que las modificaciones de la primera línea no surtieran efecto fue cuestión paralela. Perales puso el arrojo que faltó en otros casos individuales y las múltiples variantes de lateralidades que probó León, tampoco fueron a más. Capítulo aparte merecen las superioridades numéricas. Casi todas las exclusiones que sufrió Celje (cinco, por tres de León) acabaron con parciales favorables al equipo de casa. León estaba de regalos.