Diario de León
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MARRO
León

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DESDE LA publicación que se han sacado bajo pretexto de (seudo) despedida presidencial, se nos alude sin citarnos explícitamente. «Nos producía cierta gracia leer que la lucha leonesa necesitaba cosas tan elementales como báscula electrónica, reloj digital, megafonía de calidad... graderío móvil... vestuario portátil, ambulancia (...) Algunos lo escribían como si descubriesen la pólvora, como si en la federación no fuésemos conscientes de esas necesidades (...) Lo sabíamos... pero hay que poder comprarlo... falta de medios». Se trata de una verdad incompleta, una verdad a medias: media verdad que suele degenerar en doble mentira («si dices media verdad/ dirán que mientes dos veces/ al decir la otra mitad» Machado dixit). Faltó decir para completar la verdad -y no arriesgar doble mentira- lo que desde esta columna siempre se añadía al respecto, a la propuesta en clave de sugerencias sin pretensiones de inventar la pólvora, con sentido pragmático y sentido de prioridades; y que venía a ser algo así como cuando en la lucha se derrocha tanto dinero, sin ir más lejos «en los premios cuasiprofesionales para un deporte amateur (y para los ganapremios/ ganasiempre)» dentro de un desorbitado y recargadísimo (por «todos» los conceptos) presupuesto general de los corros. Luego ni fuegos de artificio quiméricos (estratégicamente al alcance... cambiando estrategias), ni fuegos explosivos para una pólvora que más que inventar soñamos con aplicar al cartucho de lanzamiento de la lucha y -eso sí- celebrarlo con gozosa pólvora en salvas y cohetes. También se afirma en la publicación propagandística, en relación con nuestro posicionamiento sobre las Luchas Celtas que «algunos han minimizado la presencia de la lucha leonesa en estos campeonatos a los que se ha despreciado como si allí no se acudiese a luchar sino a una especie de fiesta con juegos de agarre; generalmente son los mismos que han criticado que la lucha esté aislada, que no abra sus fronteras... ¿sería más lógico acercarnos a modalidades como el kárate, el judo u otras eminentemente orientales mucho más alejadas de nuestra cultura? Pues seguimos pensando lo mismo -luchas folklóricas o folklóricoceltas- y con nosotros la federación de Lucha Canaria que hace tiempo que se desembarcó de ese folklore. Y aclarar que ni el kárate ni el judo son modalidades orientales de Lucha -artes marciales, defensa personal...- ni el taekwondo, ni el jiu-jitsu, ni el kick-boxing, etc. Modalidades de lucha sí que son, a más de universales y olímpicas, la grecorromana, la libre olímpica y el sambo (400 luchadores -con canarios y sin leoneses- disputaron el pasado fin de semana en Gijón el Campeonato de España de grecorromana y libre olímpica en las categorías absoluta y cadetes y de donde saldrá la composición del equipo nacional para los próximos torneos preolímpicos): obviamente integradas todas ellas -las variantes citadas- en la Federación Española de Lucha, la cual también integra a la Federación de Lucha Canaria...y que desgraciadamente no integra a una inexistente Federación de Lucha Leonesa... porque desgraciadamente no existe. En fin, más que suspicacias desmedidas por veladas alusiones, oportunista pretexto para incidir desde aquí con nuestros personales -y subjetivos- puntos de vista. Total, pelillos a la mar. Lo evidente incuestionable en este momento luchístico: año electoral, época electoral (¿temporada electoral?). Y ante ello de lo que se trata sería de acertar en el relevo, que el salto cualitativo lo sea para bien: lo sea para mejor («para mejorar lo presente»). Que el nuevo equipo directivo responda a las expectativas de futuro que reclama el momento actual por el que está pasando en estos tiempos la lucha leonesa. Sabido es que «el sistema» -ley electoral y sus connotaciones- por una parte y por la otra el «aparato» -posiciones tomadas en el entramado- constriñen proceso y consecuente elección final. Pero sobre todo condiciona la indiferencia, la desidia, la abulia, el pasotismo... de los teóricamente implicados en el futuro de la lucha; y el entorno de la lucha en general y de los asambleístas/ compromisarios/ electores... muy en concreto. Y ya de modo aún más especial los propios luchadores que están «en otra onda» la mayoría. Por todo ello lo que se impone sensibilizar, inquietar, apercibir, revulsionar, motivar, estimular... fin.

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