Los vaivenes de Rijkaard

FRANK Rijkaard, seis meses después de haber accedido al cargo, todavía no sabe cómo gestionar deportivamente el equipo y sus continuas piruetas técnicas no le han valido a su colectivo para mantener un mínimo equilibrio. Los azulgrana no saben muy bien a qué juegan. El sistema táctico ha variado tantas veces y sin resultados aparentes, que el equipo camina despistado. Los vaivenes de Rijkaard han creado confusión y después de tantas vueltas a la alineación, el holandés parece estar de nuevo en el punto de partida. Sólo hay un par de cosas claras. El juego ofensivo, las posibilidades de marcar, gira en torno a los biorritmos de Ronaldo d'Assis «Ronaldinho» y el protagonismo en defensa es para Carles Puyol, los dos jugadores franquicia. El resto del once titular es susceptible de cambios, incluso en la portería, donde parece que los errores de Rustu Recber, que además ocupa plaza de extranjero, han aupado definitivamente a Víctor Valdés bajo los palos. El equipo empezó la temporada buscando espacios en la banda. El portugués Ricardo Quaresma, un explosivo extremo, ilusionó durante la pretemporada, pero poco a poco su fuerza se fue diluyendo y en el último encuentro ante el Zaragoza ya no fue ni convocado. En la defensa, hasta que Rijkaard descubrió que Puyol debía ser el líder y ser alineado en el eje, pasaron algunos encuentros. Dio la manija del equipo a Xavi, que últimamente tampoco cuenta mucho, y últimamente ha integrado en el equipo a Edgar Davids, un recuperador, más que un creador. Curiosamente se ha demostrado que un jugador con el que apenas se contaba, como el albaceteño Andrés Iniesta, se ha mostrado determinante. Tuvo la intuición de que contra el Athlétic, su equipo reaccionó con la apuesta de un «tridente» ofensivo, el formado por Ronaldinho, Saviola y Kluivert. Sólo cuando Rijkaard alineó a extremos (Overmars y Luis García), su equipo mejoró, pero para entonces ya era demasiado tarde. Además, por el camino, el entrenador barcelonista se ha encontrado con el «problema Kluivert». El problema global que se le presenta al técnico del Barcelona es peliagudo. Le ha dado tantas vueltas al equipo, sin encontrar soluciones, que parece que lo único que le queda es volver a empezar. También, y más grave, el problema es para la directiva de Joan Laporta. En todo caso, los próximos días serán decisivos.