España redondea el fracaso en el Europeo con una derrota digna (29-28)

Esta vez fallaron la serenidad y la suerte. España, décima, se despidió con su peor resultado en un Europeo tras perder ante Suecia el duelo de los desahuciados. Los jugadores de César Argilés mostraron por fin el orgullo y la dignidad profesional, pero los errores en momentos clave, la inspiración de los maestros suecos y una sospechosa actuación arbitral apuntalaron el fracaso. Los españoles se acordaron por fin de que al balonmano se juega con un pivote, en este caso Juancho Pérez, quien martilleó ocho veces al magnífico Svensson, autor de veinte paradas. Como había fluidez en la circulación del balón, España se impuso a los jóvenes suecos en la primera parte. Bengt Johansson, el insigne seleccionador sueco, apostó entonces por los patriarcas, y acertó. Gracias a Olsson y Wislander, más el citado Svensson y el extremo del Ciudad Real Kallman, erigido en verdugo, el partido quedó equilibrado hasta que, a falta de diez minutos y con un solo gol en contra, España empezó a jugar como si sólo quedasen dos. Añádase que los árbitros macedonios se equivocaron a favor de Suecia, cuya influencia en los despachos es muy superior a la de España, en momentos decisivos, y se comprenderá la derrota por la mínima, a pesar de una vigorosa reacción española en el último minuto. Argilés no reconoció ningún error propio durante las dos últimas semanas e insistió en que la mayoría de sus jugadores son suplentes en los equipos españoles. También insinuó que dejará la selección después de Atenas. Pero la pregunta ahora es ¿cuántos veteranos deben ir a los Juegos Olímpicos? A juzgar por la falta de entereza de los jóvenes, todos los que puedan.