Diario de León

El Madrid resuelve con el mínimo esfuerzo ante un lánguido Málaga

Los de Queiroz terminaron pidiendo la hora en un partido que tenía toda la pinta de goleada

Publicado por
Ignacio Tylko madrid
León

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El Real Madrid resolvió con cierta agonía en el inexpugnable Santiago Bernabéu un duelo en el que durante más de una hora dio la impresión de haber podido golear a un lánguido Málaga que ha perdido todo lo que ha jugado en el 2004 y lleva camino de complicarse la existencia en Primera División. Sin excesos, jugando un fútbol de salón, los merengues bailaron muchos minutos a un rival de encefalograma plano que sólo se animó cuando Luque acortó diferencias, a 17 minutos del final. Por aquel entonces, el Real Madrid sólo pensaba ya en el encuentro de vuelta de la Copa ante el Sevilla en la capital hispalense y en el próximo compromiso liguero contra el Valencia. Salvo el tramo final, cuando Juande Ramos por fin puso a los mejores y el Málaga se fue descaradamente arriba al atisbar la posibilidad del empate, fue uno de los típicos partidos sin historia, de esos que el líder se toma como un mero trámite que es obligado superar con la ley del mínimo esfuerzo y el rival ve perdido casi desde el vestuario. Los de Carlos Queiroz, con la gran sorpresa de Borja en el equipo inicial en sustitución de Guti -también descansó Helguera-, cumplieron el guión y se lo tomaron con relajación. Y el deprimido Málaga, que salió con cinco defensas y otros tantos futbolistas procedentes de la cantera merengue, no apretó como se debe a las estrellas blancas y las dejó tocar con plena libertad hasta que se vio con todo perdido. El choque era un tostón, sin llegadas a las áreas y salvado por los toques del maestro Zidane, hasta que Beckham, sin oposición alguna a su alrededor, se sacó un pase genial a Míchel Salgado, quien asistió al centro del área para que Ronaldo anotase su decimonoveno gol. Primera llegada, primer gol o, lo que es igual, Real Madrid en estado puro. El inglés volvió a dejar patente en varias acciones que en su británica concepción del fútbol no caben partidos menores en los que quizá convenga no exigirse físicamente. Aunque no esté tan en forma como en el principio de curso, sigue ejerciendo como sostén defensivo de su equipo y de organizador. Sus cambios de juego, como los de Zidane, son extraordinarios, y cada golpe franco genera un silencio de expectación en las gradas ante la posibilidad de que sea gol. Golazo de Roberto Carlos Aunque la superioridad en el juego era abismal, la diferencia en el marcador todavía corta. Por eso hizo bien el Real Madrid en no dormirse completamente demasiado pronto y en resolver cuanto antes. Liderado por esas dos maravillas de la naturaleza llamadas Beckham y Zidane, bailó durante casi media hora de la segunda parte a un Málaga hundido que no tenía visos de poder inquietar en ningún momento la integridad del marco blanco, a pesar de las facilidades que está dando la defensa madridista en los últimos encuentros, pero había renunciado a casi todo. Casillas también apareció Avisó primero con una internada de Ronaldo que terminó en el palo -pudo haber penalti previo al brasileño- y decidió el partido con un zapatazazo soberbio de Roberto Carlos en un golpe franco. Hasta entonces, de los andaluces no había ni rastro. Y cuando se les vio, en un gran disparo de Josemi y el posterior cabezazo de Salva, Casillas recordó que en la portería había otro galáctico. Del Málaga, rescatar un buen disparo de Gerardo, un posterior remate de cabeza de Salva a los 64 minutos, resueltos ambos por Iker Casillas con sobriedad, recordando que también hay un galáctico en la portería merengue. Con todo aparentemente resuelto, Queiroz decidió dar descanso a Raúl y Figo, y el Madrid se fue definitivamente del partido. La noche se puso emocionante en el cuarto de hora final, después de que el recién entrado Luque sacase oro de un gran pase de Salva y acortase diferencias en el marcador. Con el triunfo mínimo la decoración varió porque el Málaga fue más ambicioso. Hasta la conclusión, el Madrid vivió en el alambre.

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