PRIMERA DIVISIÓN
El Athletic se postula al cuarto puesto en un partido sin calidad (2-1)
La mínima diferencia fue suficiente ante un Murcia impropio de militar en la Primera División
El Athletic Club se postuló ayer como aspirante a la última de las plazas de Liga de Campeones con una victoria por 2-1 ante el colista en un partido penoso y que por momentos pareció impropio de Primera División. El choque enfrentó a un equipo, el bilbaíno, incapaz de encontrar la concentración y tensión necesarias para apuntillar a un rival entregado desde el principio y en inferioridad numérica desde antes del descanso, y a otro, el pimentonero, aunque ayer celeste, que no reúne ni de largo el nivel que debe exigirse a un conjunto de una liga tan competitiva como la española. A pesar de su deficiente encuentro, el Athletic encadenó su tercera victoria consecutiva y se instala de nuevo en las posiciones europeas. El partido comenzó con iniciativa local que pronto tuvo su fruto, un gol de Urzaiz a centro, de saque de córner, de Yeste. Este tanto, el sexto del ariete navarro en los que va de liga, castigó una de las mayores deficiencias mostradas ayer por el Murcia, el juego aéreo. Parecía que ese primer gol iba a poner las cosas cuesta abajo a un Athletic que se mostraba manifiestamente superior a un rival sin intensidad y al que no se le adivinaba por su actitud la desesperada situación en la que llegó ayer a Bilbao. Pero el Athletic también empezaba a mostrar lagunas que le iban a hacer el partido más difícil que lo que le debería haber sido, una suficiencia y una falta de tensión competitiva que traicionó a Gurpegui y a Karanka y que aprovechó Luis García para poner el empate. Volvió el conjunto de Ernesto Valverde a retomar el mando tras el 1-1, si bien por momentos el partido caía en fases insulsas. Entre una mayor intención local y el conformismo visitante, solo las jugadas a balón parado cambiaban el discurso del choque. Y en una de ellas se fraguó el 2-1. Fue tras otro córner que puso en juego Yeste y que Urzaiz remató sobre portería. Cuando el balón se colaba Jensen, instintivamente, puso la mano para evitarlo, lo que provocó el penalti y su consiguiente expulsión. Yeste, con una cresta en la cabeza más discreta que la de hace una semana en Mallorca, transformó la pena máxima. En la reanudación, según pasaban los minutos, ante la corta renta de su equipo, la afición de San Mamés empezó a tener sensaciones encontradas. Por un lado, de disgusto ante la inoperancia del Athletic y, por otro, de inquietud por el resultado final. Como el Murcia fue un conjunto impropio de la Primera División, la cosa no fue a mayores y el partido acabó con esa ventaja mínima local.