La Deportiva pierde opciones por culpa de su inoperancia ofensiva (1-2)
El cuadro de Tomé sólo pudo anotar desde el punto de penalti, lo cual no le sirvió de nada
La Sociedad Deportiva Ponferradina sufrió la tercera derrota consecutiva a manos del Palencia, algo que nunca antes había ocurrido en lo que va de temporada. El conjunto berciano demostró una vez más que su principal problema es la falta de elaboración de juego que conduzca a situaciones de peligro, puesto que, como ocurriera el pasado domingo en Madrid, tuvo en su poder la pelota durante casi todo el encuentro y, sin embargo, apenas pudo inquietar la portería adversaria. Debutaron desde el principio las dos últimas incorporaciones del equipo, pero Javi Peña no pudo rematar ni una sola vez a portería y Borja Ferrer se fue diluyendo con el paso de los minutos y terminó siendo reemplazado después de recibir una tarascada de un jugador contrario. De poco vale tener delanteros si a éstos no les llegan balones para rematar. Y no les llegan porque el equipo tiene su verdadero talón de Aquiles en la zona de creación y, especialmente en las bandas. Cierto es que ayer se mejoró algo por la derecha con la entrada de un Borja Ferrer que aún parece falto de ritmo, lo cual es lógico por otra parte. Estuvo acompañado de Toñín, que parece más adecuado para actuar en los partidos de casa que Rial (un central que ayer no fue convocado por lesión) o que Jechu, cuyas características son más defensivas. Sin embargo, la banda izquierda sigue siendo una rémora para el equipo y eso que ayer los de Tomé se empeñaron una y mil veces en volcar el juego por ese lateral. El técnico optó por seguir contando con Brasi entre los once de salida, pero tampoco en la banda está rindiendo uno de los fichajes «estrella» de esta temporada. Por si no fuera suficiente con su inoperancia atacante, estaba acompañado en el lateral por Alain, un jugador más útil en labores de contención, pero bastante limitado cuando se trata de evolucionar en acciones ofensivas por la banda, como volvió a quedar de manifiesto. Para más inri, Lanza no está inspirado y tiene por delante a Gonzalo, que es una caricatura de sí mismo en los últimos partidos, aunque Tomé sigue confiando en él como titular pese a todo. Con este panorama, qué más da que arriba esté Javi Peña, Panadero o el mismísimo Ronaldo. Así es casi imposible hacer un gol y, si encima el equipo ha perdido parte de su consistencia defensiva, que tan excelentes resultados le estaba proporcionando este año, pues el resultado tiene que ser forzosamente una derrota o, en el mejor de los casos, un triste empate. No es extraño que el único modo de hacer gol que encontraran ayer los de Tomé fuera merced a un penalti riguroso de Pablo sobre Borja Ferrer, justo a continuación, esa es la verdad, de otro clarísimo por manos de Serrano ante el propio Borja que el asturiano dejó sin sancionar. La suerte para la Deportiva es que este árbitro es tan voluble, como ya demostrara en el partido de la primera vuelta en La Balastera entre estos dos equipos, con aquel penalti que se inventó contra la Deportiva, que señaló el punto fatídico consciente de que minutos antes se había equivocado. El caso es que cuando Serrano lanzó un obús a la escuadra de Rubio en el minuto 5, ya se podía intuir que el partido no se iba a ganar, dados los penosos registros goleadores de los locales. En el mejor de los casos podría obtenerse un triste empate que tampoco serviría para mucho en una liga de tres puntos por victoria. Los jugadores le echaron coraje, eso no se les puede discutir en ningún momento, para igualar la contienda justo antes del descanso. Lo que otras veces podría considerarse un gol sicológico, en esta ocasión fue una pena porque el partido se detuvo nada más marcar Gámiz, cuando mejor estaban saliendo las cosas. Repliegue obligado En la segunda parte el Palencia se replegó aún más de lo que lo había hecho en la primera parte, pero su portería apenas pasaba por momentos delicados. Cascallar estuvo cerca de marcar con un toque sutil tras un centro de Lanza que desvió un defensa, pero el balón se marchó junto al primer poste. Las mejores ocasiones fueron para los palentinos. Primero Javi Navarro mandó el balón fuera con un remate de cabeza, cuando lo tenía todo a su favor y más tarde Aitor Aguirre se marchó solo contra Rubio, salvando el madrileño la sentencia anticipada. Con el equipo local volcado sobre la portería de Cabrero, pero efectuando centros que casi siempre eran pasto fácil para la poblada cobertura que dispuso el técnico visitante, llegó la jugada que terminó por decantar el encuentro. Una contra veloz llevada por el morenito Cuyami, que había reemplazado a Emilio en el segundo tiempo, concluyó con el guineano rodando por los suelos junto a Rubio y Soto dentro del área local, llegando el rechace a pies de Javi Navarro, que mandó un chut raso al portal blanquiazul ante el que no pudo responder Rubio. El tanto produjo el delirio de los palentinos, acompañdos ayer por un centenar de seguidores en las gradas y provocó la deserción de la mayoría del público local que aguantó estoicamente una nueva decepción, sin pronunciarse de forma clara contra su equipo. Sólo a la conclusión volaron algunas almohadillas y se oyeron gritos contra Tomé, que no contra los jugadores. Feo panorama para un equipo que sigue a la deriva.