Comenzó la caza del zorro

Los resultados de las primeras batidas de zorro autorizadas en León, tras el final de la temporada de jabalí, ponen en evidencia que la abundancia de cánidos es superior a lo normal, lo que representa un serio riesgo para la fauna cinegética de los Cotos de Caza. El hecho de que las manchas de maíz se hayan reducido mucho, ya que está cosechado casi al 90% gracias al tiempo seco de que venimos disfrutando, está influyendo de forma positiva en las cacerías, pues los animales están muy concentrados y es relativamente fácil arrancarlos de extensiones pequeñas de dos o tres hectáreas de cultivo. Las riberas del Esla, Orbigo y también el Páramo están siendo los lugares más solicitados, ya que es en estas zonas donde el zorro está logrando las mayores densidades en sus poblaciones. También se están solicitando cacerías en áreas de montaña, pero aquí es más difícil batirle y, en demasiadas ocasiones la caza del zorro sirve de pretexto para cazar el jabalí una vez concluida la temporada. El pasado fin de semana las rehalas de perros que existen en la provincia estuvieron ocupadas en su totalidad e incluso hubo cacerías en las que faltaron los perros de rastro y fue preciso utilizar perros de muestra. Una rehala suele estar compuesta por unos quince perros adultos y varios cachorros mayores de seis meses con predominio de sabuesos, grifones y podencos, o cruces adecuados. Deja muchos rastros El zorro deja un rastro muy fuerte y es detectado con facilidad de forma que enseguida se preparan imponentes «ladras» que culminan cuando el cánido es obligado a salir de la mancha de maíz y puede ser abatido por los cazadores situados en el borde. La astucia del animal le salva la vida en muchas ocasiones, ya que sale por donde menos se le espera hasta el punto de cruzar entre los propios perros o en el otro extremo de la mancha, de esta forma consigue escabullirse hasta la guarida. 1397124194 El zorro es el carnívoro más abundante en la mayoría de ecosistemas de la provincia. A raíz de la extensión del cultivo de maíz ha incrementado de forma alarmante su población siendo preciso el control mediante batidas que se organizan una vez acabada la temporada de caza menor. Su carácter generalista y carroñero le permite ocupar cualquier habitat siempre que ofrezca refugio y alimento. Marca su territorio como todos los cánidos y lo defiende. Muy activo en las horas nocturnas caza preferentemente ratones, pájaros y piezas cinegéticas, especialmente conejos cuando los hay. Con poblaciones controladas resulta incluso beneficioso, pues elimina animales enfermos o deficientes, manteniendo la pureza genética de los mismos pues solo los más fuertes sobreviven. El problema estriba cuando sus poblaciones superan los tres o cuatro individuos por cada cien hectáreas, cifra que se rebasa ampliamente en las zonas mencionadas. La disminución del conejo de monte obliga al zorro a centrar su actividad sobre liebres, perdices y otras piezas cinegéticas que captura valiéndose de su extraordinario olfato e infatigable paciencia. Es muy prolífico, ya que puede criar hasta seis cachorros con un reducido periodo de gestación de cincuenta y dos días. El parto tiene lugar entre marzo y abril y el destete entre ocho y diez semanas, según la abundancia de leche de la madre. A los diez meses alcanza la madurez sexual por lo que es frecuente verlo en parejas, siendo el macho algo mayor que la hembra. Resulta admirable observar como las poblaciones regulan sus densidades variando el tamaño medio de la camada en proporción al alimento que consiguen. El hecho de que se alimenten en los abundantes vertederos incontrolados puede ser la causa de la superpoblación. Las batidas son la única forma de regular estas poblaciones, ya que el veneno no es aconsejable por su influencia en la cadena alimentaria y por si esto no fuese suficiente motivo, que lo es, está terminantemente prohibido. Además la caza del zorro es muy divertida y encuentra auténticos apasionados,