Zidane y Ronaldo logran que al fin se hable del buen fútbol

Liderado por Zidane, excelso, y Ronaldo, casado con el gol puesto que con los dos de Montjuic ya suma 21 en Liga, el Real Madrid logró un convincente triunfo que le mantiene como sólido líder y hunde al Espanyol, que comenzó bien pero se fue resquebrajando hasta convertirse en un caos. Un gran segundo tiempo de los blancos sirvió no sólo para rubricar un inapelable triunfo sino para que por fin se hable de fútbol y, además, del bueno. Zidane, con protagonismo en todas las zonas del campo, y De la Peña, el cerebro de un Espanyol menor, pusieron la calidad en un primer tiempo para olvidar por parte del Real Madrid, muy trabajado por el lado catalán y, otra vez, repleto de polémica. Se sabía que la labor del asturiano Muñiz Fernández se iba a observar desde todos los ángulos con una lupa de gran aumento, pero es que además el colegiado tuvo la mala fortuna de encontrarse con bastantes acciones polémicas. Repartió aciertos y errores. Acertó al mostrar sólo amarilla por una falta de Raúl Bravo a Tamudo en el que se pidió la roja. Más tarde, Raúl recibe de espaldas, se intenta dar media vuelta, Carlos García se lo impide con el brazo encima y Muñiz, no lo duda: penalti, bien transformado por Ronaldo. Montjuic, popularmente conocido como «el segundo Bernabéu», estalló al grito casi unánime de «así, así, así gana el Madrid». Le vino bien al árbitro, para quitarse presiones, que Casillas no midiera poco después una salida ante De la Peña y le golpeara ligeramente. Penalti tontorrón, tampoco muy claro, y empate de Tamudo. Hacía justicia, sobre todo en el marcador. Vendaval En medio de tanto revuelo, y de una visible cojera de Solari por problemas en el tobillo casi desde el pitido inicial, emergió Zidane. Jugó en su sitio, en el del argentino y hasta en el de Borja, ya que robó balones en defensa. Hizo casi todo bien, pero firmó una acción prodigiosa a la que sólo le faltó el gol. Control genial con la derecha, un par de bicicletas y zurdazo que lame el palo. Poco antes del descanso, ahora con la diestra, lanzó una falta sin ángulo que no entró por la mano de Lemmens. El árbitro, pásmense, pitó fuera de puerta a instancias del asistente. Queiroz tuvo que retirar a Solari en el intermedio y también quitó a Juanfran. Figo, renqueante, y Cambiasso salieron al escenario. Mientras Casillas desvió un buen disparo de Maxi, Roberto Carlos firmó un gol antológico. Cambio de juego maravilloso de «Zizou», ovacionado en la montaña olímpica, dejada de Ronaldo y violento zurdazo raso de Roberto Carlos. Ese golazo hundió al Espanyol, que se desajustó por completo. Y si encima marca hasta Raúl Bravo, de cabeza, tras un córner, apaga y vámonos. Tras el tercero, el cuarto, otro gol de escándalo de Ronaldo. Calvario del Espanyol y encaje de bolillos del Real Madrid. Ya con 1-4 y entre olés del público local, Zidane y Raúl completaron una jugada de cine que sólo salvó Lemmens. Menos mal para los catalanes que, a partir de entonces, el Madrid ya pensó en el Bayern y permitió que Lopo maquillase la derrota.