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El Sevilla manejó el barullo mejor que el Betis pero sacó igual botín

Un penalty adelantó a los locales, hasta que Javi Navarro empató con un sello de calidad

Publicado por
Pedro Vilches - sevilla
León

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El Sevilla se manejó mucho mejor que el Betis en un derbi bronco, se sobrepuso a todas las adversidades y se llevó un punto del Ruiz de Lopera que le supo delicioso, aunque tampoco le aproxima a su meta de Europa. Los de Caparrós, que siguen sin caer frente al eterno rival desde 1996, fueron más fuertes en todos los aspectos, equilibraron un gol de penalti en el primer minuto, y aguantaron con uno menos, por expulsión de Antoñito, durante casi una hora. Aunque en los días previos fue el clásico sevillano menos caliente que se recuerda, todo cambió tristemente cuando comenzó el juego, por llamar eufemísticamente a la lamentable combinación de errores infantiles, faltas, provocaciones, protestas y teatro que se vio toda la noche en el Ruiz de Lopera. Ya en el primer minuto se produjo una acción absurda, pueril, del valioso lateral brasileño Alves, que marcó el partido porque hizo aflorar los nervios de unos y otros y dio ventaja al Betis. El zaguero palmeó el balón en un córner, acción que no pasó desapercibida para el árbitro Pino Zamorano. Alfonso, un remanso de paz y tranquilidad, no perdonó desde los once metros. El Sevilla, que se mueve como pez en el agua en los barullos, avisó en un cabezazo ligeramente alto de Darío Silva, que encontró el balón en el segundo palo cuando unos y otros se pegaban literalmente en el centro del área. Un ejemplo que ilustra cómo se defiende mal cuando se está más pendiente de sujetar al rival que del balón. Poco después, en el 26, los de Caparrós igualaron en un gol también de lo más raro. Fue tan bonito, de tal sutileza técnica, que, la verdad, no le pega a un central como Javi Navarro. Prats había rechazado un disparo de Antoñito y, sin parar, el zaguero le picó el balón por encima. Los de Nervión, empero, volvieron a complicarse la existencia. Antoñito, que ya tenía una amarilla por un golpecito de pecho a Denilson, que cayó como fulminado, hizo una fea entrada a destiempo sobre Juanito que motivó su expulsión. Sobre el papel, asunto para el Sevilla en un feudo hostil y con diez antes del descanso. Más de lo mismo la reanudación. Frente a un Betis desorientado, desaparecido en combate, el Sevilla manejó mucho mejor la situación, hasta el punto de no notarse apenas que jugaba en inferioridad. Los de Caparrós gozaron incluso de las mejores ocasiones, fruto de un testarazo de Baptista, más 'bestia' y valiente que nunca, una mala volea de Darío Silva en buena situación y un balón al que no llegó de milagro con la testa. Como seguía la bronca y Alves estaba cada vez más acelerado, Caparrós decidió retirar a su diamante y dar minutos al canterano Ramos. Sabia decisión para arañar un punto y dejar al Betis cabizbajo.

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