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Ademar mató el partido antes del descanso y vivió luego de la renta

La escasa oposición inicial del farolillo rojo aseguró una tarde tranquila, sin apenas colorido

León

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Cuanto antes acaben las diatribas en torno a las renovaciones de Ademar, más pronto funcionará en su línea el equipo de Cadenas. Desde que Juanín supo que llegará a la docena de años vestido en blanco, el rendimiento del símbolo marista por excelencia ha cambiado a carta cabal, y no conforme con establecer una regularidad admirable, se permite el lujo, sábado tras sábado, de engrosar su nómina anotadora con profusión de tantos. Tres cuartos de lo mismo ocurre con Raúl Entrerríos y por extensión, o con Perales, aunque a este último le asisten otros condicionantes para llegar a la explosión definitiva del gran valor que es. Bajo palos, Jorge Martínez, se asienta, sabedor de que Kasper no será compañero de fatigas en el 2005, y en tanto en cuanto además va ganando regularidad y minutos, el tema mejora. Por los mismos derroteros empezará a moverse Colón en breve. Fácil. El asunto es que, después del disgusto de Celje y superadas las secuelas del parón de enero, Ademar parece dispuesto a meterse en una línea más sólida que, bien es cierto, ayer demostró solamente en la primera parte, porque en la segunda durmió el sueño de los justos. Aún así, fue asunto suficiente para despachar al farolillo rojo, que de no ser por tan rudimentarios fundamentos de ataque como los que ayer mostró en el Palacio, bien pudiera pasar por cualquiera de los conjuntos de la zona media de la tabla, nunca por el farolillo rojo. Sin problemas Realmente, la portería, con el leonés Rogelio Llamazares a la cabeza en la última etapa de la campaña, no da para mucho más, a la vista de como se mueve el tema por delante de su línea de seis metros, pero ni Pilotes jugaba partido de su Liga ayer en León, ni a la escuadra de casa le sobrevinieron mayores problemas para ganar de acuerdo a una labor más que aceptable de su nuevo arquero titular, una buena defensa, un juego ofensivo hecho a base de velocidad y contragolpe (el primer ataque estático ademarista esperó 7,29 minutos (6-3) y la paciencia de saber que, las cosas bien hechas, bien parecen. Después del descanso, Pilotes tuteó a León, aún jugando con el triple de exclusiones y hasta en doble inferioridad en algún momento. 14-13 computaron los segundo 30 minutos en el marcador, pero para después del intermedio, el partido ya no era de este mundo. Ni siquiera en la grada, donde el personal se dedicó más que a empujar al equipo, a pedir al presidente que siga en el cargo. Importa más.

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