Alpinista
«La montaña te hace mejor»
Dado que en los altos es donde «uno se conoce a sí mismo mejor que en ninguna parte», una de las alpinistas más experiemtadas de León reivindica el papel de la mujer en altura
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Ana Isabel afirma que cada vez hay menos machismo en la montaña
Ana Isabel Martínez de Paz es la mujer que mejor conoce el Naranjo de Bulnes; el Urriellu, como también le gusta llamarlo. Montañera experimentada, con cumbres en la Cordillera Cantábrica, Pirineos, Alpes, Andes... este verano acometerá el Chon-Ton (antiguo pico Lenin), de 7.134 metros de altitud. -Se sale ampliamente del arquetipo de montañero barbudo y aguerrido. La mujer conquista la montaña. -La montaña no es para hombres ni para mujeres, sino que es un opción personal. Las posibilidades para empezar deben partir de los conocimientos, en las escuelas. Esto evita riesgos y problemas. La escalada pide un esfuerzo pero da mucho más. -Pero, eso no es lo que sucedía habitual mente. -Al principio sí que la mujer tuvo muchos problemas, ya que sus funciones eran la maternidad y cuidar a sus semejantes. Eso limitaba enormemente las posibilidades que tenía de subir a la montaña. -Y hoy en día, ¿es machista el alpinismo? -En un principio, sí; ha costado. Algunos hombres siempre han visto, un poquito, que para poder realzar su hazaña, el que otra mujer lo hiciera le quitaba méritos. Siempre había sus más y sus menos; pegas. Para salvar este punto de machismo, las mujeres se dieron cuenta de que también podían ser cabeza de cordada, y a partir de ahí se formaron las cordadas femeninas para reivindicar este papel. Ahora, ya no pasa esto, cada vez hay menos machismo. Yo no me siento marginada por ningún compañero. -Entonces, el nivel debe de haber subido considerablemente. -En España, donde ha habido un retraso enorme en la evolución del alpinismo femenino, de casi un siglo con el resto de Europa, en estos momentos, se ha anulado y las mejores de cada especialidad a nivel mundial son españolas: en grandes paredes, está Silvia Vidal; en dificultad pura, Yosune; y en expediciones, Edurne Pasabán, la alpinista viva que más ochomiles tiene, con 6. -¿Es trasladable esta situación a la provincia leonesa? -Hay grandes escaladoras y alpinistas. Desde los noventa se ha experimentado un mayor crecimiento. Hay que reconocer que hay buenos medios, como el rocódromo de San Andrés del Rabanedo, y grandes clubes. -¿Cuál es la característica más significativa de la mujer en el alpinismo? -Se ha visto como el tipo de vida de las mujeres, que es estar dando energía a los demás, a veces también necesita cargarse de ella. Ir a la montaña es un medio ideal, porque uno se conoce a sí mismo mejor que en ninguna parte. La montaña te hace mejor. Mientras subes se gana confianza, y cuando llegas arriba se descubre un mundo nuevo, se ven las cosas de otra manera, da mucha seguridad. -Hay quien no entiende este método de superación. -La montaña es plantearse retos, pero yo no lo veo como una hazaña sino como un propio autoconocimiento. Hasta donde das de sí sicológica y físicamente, hasta donde soportas ese miedo... Ir superando obstáculos da mucha satisfacción. -¿Qué tiene el Naranjo de Bulnes para subirlo 46 veces? -A mí, me cautivó. Además, es la primera montaña que subí. Fue tan fuerte que podría haber sido el idilio, como ha sido, o el divorcio. Es una roca que impresiona nada más verla, parece imposible que se pueda subir. Ha sido la montaña donde se han ido a probar todas las técnicas nuevas. -Antes de usted, ¿qué mujeres inauguraron el pico? -Las primeras mujeres que subieron a la montaña fueron las nietas de El Cainejo, María Pérez y Teófila Gao, y lo hicieron más de treinta años después de que lo inaugurara su abuelo. -Antes de mediar el siglo XX, seguro que no era tan fácil como ahora. -La segunda mujer que subió, Teófila Gao, lo hizo con quince años, sin cuerdas y con todo el remango. Otra lo hizo con 11 años, Isabel Riaza, que se encontró con un grupo de montañeros y ascendió -Buena descencendencia la de El Cainejo. -Era un personaje excepcional, subió con más de 50 años. Hay que tener en cuenta que subió descalzo. -¿Qué se ve desde lo alto del Urriellu? -Se ve un semillero de montañas. Lo que nos explicaban de pequeños en geografía de las cordilleras, ves que existe. Ves que el mundo es redondo y ves el mar, que en los días claros jurarías que puedes tocar su arena.