Zárate exhibe la garra de Kelme y Valverde recupera el liderato en la vuelta vasca

«¡Qué no mire tanto hacia atrás, que mire hacia delante, hacia delante. Está haciendo lo mismo que cuando era aficionado!». Esa frase, esas palabras, no correspondían a Vicente Belda, el director del equipo Kelme. Eran de Julio Izquierdo, su director en el Cropusa de aficionados, la formación que le permitió dar el salto al mundo profesional al vencedor en Vitoria. Las dirigía Julio, con cariño, emocionado, para animar a Carlos Zárate, un manchego de 23 años que realizó una exhibición para vencer en Vitoria. El chaval no podía oírle puesto que le llegaban a uno a través del teléfono. Eran un querer y no poder, un sufrimiento que sólo se terminó en la meta. Ganaba Zárate la etapa y Alejandro Valverde se vestía de nuevo de amarillo al ganar el 'sprint' del grupo principal, muy amplio, como hace un año. Entonces ganó la etapa Alejandro. Cuando Valverde se encontró con Zárate se fundieron en un abrazo. Realizó 70 kilómetros finales de carrera de libro, de esos para recordar, sobre todo en un neoprofesional. Zárate saltó del grupo, cogió a Tino Zaballa, el corredor cántabro del Saunier Duval, y luego se fue a por Jens Voigt, el alemán del CSC que viene de ganar el Criterium Internacional. ¡Le dejó tirado! Pero con eso no se terminó su hazaña. Se enfrentó más tarde a las largas rectas que había camino de Vitoria, con el viento pegándole de frente. Su amplia diferencia en el reloj se fue diluyendo poco a poco.