El Madrid cuestiona a Queiroz y se replantea la falta de clase media

Carlos Queiroz y el discutido modelo de Zidanes y Pavones están en la picota. El Real Madrid ya se plantea la continuidad del portugués y el cambio de entrenador para la próxima temporada, al igual que la modificación de su arriesgada política de cracks y jugadores de cantera sin clase media. A Queiroz, cada vez más solo y cuestionado, le queda un año más de contrato, pero será muy difícil que lo cumpla aunque gane la Liga, y Florentino Pérez, tras dos fracasos consecutivos (Copa del Rey y Copa de Europa), comienza a ser consciente de que a la apuesta del fichaje del mejor futbolista del mundo y canteranos es necesario incorporar jugadores de nivel que aporten equilibrio a una plantilla excesivamente limitada. Con un equipo titular exprimido y agotado física y mentalmente, el Madrid ya reconoce, a través de Valdano, que «aunque el modelo de Zidanes y Pavones se va seguir cumpliendo porque hay un mandato de la junta directiva, puede haber matices, como el club estuvo a punto de hacer con los fichajes frustrados de Milito y Ayala». Así, el Madrid, que decía confiar plenamente en Helguera, Bravo, Pavón y Mejía, buscará para la próxima temporada un defensa central de garantías, pero también otros futbolistas que refuercen la plantilla. Además Del Bosque, se marcharon, entre otros, Hierro, Makelele, Morientes, Tote, Flavio, McManaman o Celades, y el Madrid incluso quiso desprenderse de Solari, pero la dolorosa eliminación europea ante el Mónaco ha desnudado todas las carencias de un equipo que había sobrevivido, y aún es líder de la Liga, sobre todo, gracias a los paradones de Casillas y los goles de Ronaldo. Pero el Mónaco, como antes hizo el Zaragoza, ha devuelto a la realidad a un Madrid instalado en la relajación. Por excesiva confianza El Madrid estaba tan convencido de que le serviría ante el Mónaco el 4-2 del Bernabéu que Beckham forzó una amarilla para perderse el choque de vuelta en Montecarlo, donde los blancos se confiaron con el 0-1 y no tuvieron a nadie capaz de controlar el partido. No hubo ninguna capacidad de reacción, ni recursos fiables en el banquillo, cuando la eliminatoria estaba desbocada y perdida. Ya la noche del martes Casillas admitió que era «la crónica de una muerte anunciada» después de que el Madrid llevase toda la temporada salvando numerosos partidos con sus individualidades. Zidane ya había advertido antes del desastre de Mónaco que si el Madrid jugaba la vuelta como estaba haciendo últimamente perderían en el Louis II, y Casillas coincidió con el francés. Aparente desunión La eliminación de la Champions sólo tres semanas después de perder la Copa espera que sirva Casillas, al igual que a los dirigentes, para sacar conclusiones positivas y unir al grupo en su difícil lucha por el único título que les queda ya, cuando aspiraban a un triplete histórico. Pero ese grupo está ahora muy tocado y desunido, con futbolistas que tras perder en Mónaco se quedaron en Montecarlo o cogieron vuelos privados a Marbella o Suiza. «Cada uno es mayorcito y sabrá lo que hace. Quizás son viajes que ya tenía de antemano la gente planificada y respeto a todos mis compañeros», respondió Casillas, sin querer confirmar si aceptará o no la renovación de contrato.