Morientes, Deschamps y el salvavidas

FERNANDO Morientes ha encontrado en Didier Deschamps a un auténtico salvavidas que le ha puesto de nuevo en el mercado. Y viceversa, Deschamps ha encontrado en Morientes al tipo que ha colocado al Mónaco en el escaparate de las tiendas de lujo. Tal es así, que Deschamps si llega al Juventus este verano para suplir a Marcello Lippi, que termina ciclo en Turín, el primer futbolista que va a pedir como refuerzo para su proyecto deportivo es Fernando Morientes. Máxime, si el club italiano traspasa a Trezeguet al FC Barcelona. A Morientes, el partido de ayer le puede cambiar otra vez la vida. Es el máximo goleador de la Liga de Campeones. Y eso cotiza en bolsa. El primer día que aterrizó Morientes en Mónaco, Deschamps miró a los ojos a Morientes y le dijo con sinceridad: «Gracias por venir». Gracias por jugártela, por dejar un club como el Real Madrid y por llegar a una entidad mucho más modesta, con domicilio social en una ciudad del «glamour», pero donde por ejemplo no te llevan las botas en un baúl, como en el Real Madrid. En el Mónaco, cada uno se lleva sus botas en su mochila. El utillero no las traslada. Y Morientes se ha acostumbrado a perder esos pequeños privilegios que manejan los futbolistas de los grandes clubes europeos. Morientes tiene aún dos años de contrato con el Real Madrid. El 30 de junio debe volver. Pero él ya sabe que se le han acabado las cesiones. O vuelve al Madrid o es traspasado. Y sinceramente, a él estar de suplente de Ronaldo no le apetece nada. Sólo un entrenador que le convenza con palabras y hechos le mantendría en el futuro en la disciplina del Real Madrid. Y de momento parece que no se producirá esta situación. Estas Navidades, Morientes se presentó una mañana en la Ciudad deportiva de Las Rozas a felicitar a sus amigos. En un pasillo se cruzó con Carlos Queiroz y éste bromeó diciéndole si era él el regalo de Navidad que recibía el equipo. Ya le hubiera gustado a Queiroz contar con Morientes en este último tramo de la temporada, porque el resultado sería distinto. Este año, por lo menos, podrá volver a elegir su futuro con mayor libertad. Si el Juventus, el segundo club más rico del mundo, quiere pagar, bien. Si quiere seguir en Madrid, también. El tiene la sartén por el mango. Han pasado pocos meses, pero parece que ha pasado un mundo, de aquel día cuando llegó de forma atropellada el Schalke 04 de Jupp Heynckes con mil millones de pesetas en la mano para llevárselo a Alemania a precio de ganga