Malestar por las nuevas normas para pescar en cotos intensivos

Profundo malestar ha ocasionado entre los aficionados la nueva disposición que regula la práctica de la pesca en los cotos intensivos. La burocracia que supone el hecho de tener que obtener los permisos directamente en la jefatura tan sólo beneficia a los desocupados que pueden perder media mañana para sacar el coto. Por otra parte, la limitación en el número de permisos contradice el espíritu con que se crearon estos acotados, que era el de satisfacer una demanda creciente de pescadores, aliviando así la presión sobre otras zonas libres de mayor calidad truchera y ecológica. Si bien es verdad que en ocasiones algunos pescadores se quejaban de la excesiva masificación, no lo es menos que nadie podía sentirse engañado pues siempre existía la posibilidad de informarse previamente del número de permisos expedidos. El malestar es, si cabe, todavía mayor entre los pescadores bercianos o bañezanos, más alejados de la capital. Además, y en el caso concreto de Marne, se ven afectados muchos aficionados de Valladolid que ahora optarán por otras provincias como Zamora. Se trata, en definitiva, de una decisión que nadie sabe a quién beneficia, pero que perjudica a la gran mayoría de pescadores. Una vez más, la administración no ha estado a la altura de las circunstancias y del buen servicio que requieren los pescadores, habitualmente hartos de los trámites burocráticos de los que son víctimas.