La expulsión de Ronaldinho sembró dudas en el camino al triunfo catalán
El Barça recuperó la buena racha de la segunda vuelta tras sumar una nueva victoria como visitante, la sexta consecutiva, en terreno del Valladolid (1-3). Los azulgrana sufrieron en la segunda mitad por culpa de la absurda expulsión de Ronaldinho después de consumar una buena primera parte a pesar de las numerosas bajas que tenía en defensa. Poco tiempo tuvo el Valladolid para comprobar si el reajuste que Rijkaard tuvo que darle a la retaguardia era el adecuado. Reiziger aprovechó una entrada pasada de revoluciones de Torres Gómez para profundizar por la banda izquierda y servirle la pelota en bandeja a Saviola. El argentino culminó la galopada de su compañero con un suave toque que vestía el partido de color azulgrana. El crecimiento vallisoletano despertó la capacidad ofensiva de los azulgrana. El Barça se sentía dominador del partido y decidió apretar el acelerador para evitarse más problemas. Motta fabricaba un pase en profundidad para Saviola que, con una buena dosis de paciencia, esperó la llegada de Ronaldinho, que con su pierna derecha aumentaba la distancia en el marcador. Tuvo que ser Ronaldinho el que contribuyera al crecimiento del Valladolid. El brasileño enfiló el camino de los vestuarios por lanzar antes de hora una falta cuando Davids ya había pedido distancia y por quitarle la pelota con la cabeza a Bizarri cuando el portero iba a sacar de puerta. La expulsión de Ronaldinho desenterró el hacha de guerra vallisoletana. Óscar reducía distancias con un potente cabezazo tras un saque de esquina. El empuje local terminó con la entrada de Iniesta. El canterano rentabilizó su vuelta a los terrenos de juego culminando una asistencia de Luis Enrique. El tanto, a seis minutos del final, cerró cualquier intentona local por alcanzar el empate.