«Ir a León no es un asunto de dinero»
Staffan Olsson entrenó ayer en Kiel y pasó el día en familia, preparando el desembarco en Ademar
No es que sea un personaje especialmente esquivo con la prensa, pero ayer no estaba muy por la labor. Entre que el día amaneció gris, más en lo deportivo que en lo meteorológico y que maneja un teléfono celular con número sueco, que utiliza estos días para asuntos exclusivamente personales, Staffan Olsson anda un tanto ajeno a todo el revuelo que se ha organizado en España respecto a su fichaje por Ademar de León. «No voy a España por dinero. Tengo ganas de probar un poco como es esa competición, y ya está». No se le arrancaron muchas palabras este fin de semana al cuarentón sueco zurdo con mejor historial de cuantos han vestido la camiseta de las Zebras. El sábado digirió en la intimidad la derrota del THW en la pista del Flensburg, y la práctica despedida de las opciones al título que le quedaba a su equipo casi de toda la vida. «Ya dije en las vísperas que el favorito era el Flensburg, y lo que me duele es que después de la reacción que ha tenido el equipo, que se había metido ahí otra vez, que no se haya podido completar, pero...». Flensburg derrotó 32-27 al Kiel y Staffan hizo del día después una jornada normal. Callada, pero rutinaria. Por la mañana, se hizo acompañar de su familia sueca, que pasa estos días con él. Su esposa Marie y sus dos vástagos, Hanna y Henrik no le acompañarán en la aventura de la Liga Asobal, de momento, aunque las decisiones finales han de ser tomadas todavía en ese asunto. Por la tarde se fue a entrenar. Está en forma, por lo que dice, pero quiere ponerse a punto. «La Liga española es muy rápida, ya me han dicho que se juega de una forma muy diferente, aunque ahora en Alemania están cambiando mucho las cosas». Le encantan los asuntos familiares. Por encima de la nacionalidad y de las costumbres de esta zona de Europa, Staffan es un hombre hogareño. «Junto con el balonmano, es lo que más me importa en la vida». Tampoco desecha el yoga, aunque la posiblidad de practicar la meditación y la relajación, no siempre están al alcance de la mano. También le encanta jugar a los bolos. Admirador de Michael Jordan como deportista mundial y de Boris Becker entre los de Alemania, entre las gestas que más destaca en su vida deportiva se queda en especial con el título mundial de 1990, pero está más que dolido con las derrotas en las finales de los Juegos Olímpicos de Barcelona y Atlanta, que le dejaron con la miel en los labios. A los niños de León, como a los de Alemania, les da el mismo consejo para llegar a ser grandes en el balonmano. «Mucho entrenamiento». Lo repetirá cuando llegue a España.