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El Madrid mantiene viva la llama de la Liga con su triunfo en el Calderón Una batalla entre cuatreros y gallinas

Con los tres puntos los blancos continúan al acecho del Valencia y recuperan algo de crédito

Publicado por
Ignacio Tylko - madrid
León

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Un Madrid más trabajador y solidario que de costumbre revivió al imponerse a su eterno y acelerado rival en un derbi con poco fútbol, enorme pasión y sobredosis de polémica. Sin brillo, pero con el gran mérito de venirse arriba con diez sobre el césped por expulsión de Pavón, los de Queiroz resolvieron con un gol de Helguera en el que los atléticos reclamaron falta previa de Raúl a Aragoneses y fuera de juego. El Madrid, que mete gran pasión al Valencia, ganó porque tuvo más fortuna pero básicamente porque manejó mejor los tiempos del partido y jugó siempre con más cabeza que un adversario por momentos histérico. El Atlético, que tras empatar en el inicio de la segunda mitad perdonó la vida al Madrid, sufrió un duro golpetazo que le aleja de la UEFA. Mensajes miedosos Sin sus referencias ofensivas y en tiempos de incertidumbre, Manzano y Queiroz enviaron mensajes de temor en sus alineaciones. El jienense porque apostó por Paunovic como único delantero, pese a ser más bien un medio punta, y Queiroz porque prescindió de Guti para parapetar su zona ancha con Helguera junto a Beckham. El Atlético, fiel a su estilo, a su idiosincrasia, buscó un partido de ritmo alto, trabado, de rompe y rasga. Con una intensa presión, pretendía ahogar a los galácticos y luego sorprenderles, a base casi siempre de insufribles pelotazos. El Madrid, más técnico, juntaba sus líneas, trataba con más cariño al balón y esperaba su momento, sabedor de que tiene más calidad y más gol. También más pausa, pese a su crisis. Lo que no soñaban los blancos era que el regalo de su eterno rival, el desajuste defensivo y la cantada del discutido portero, se produjeran tan pronto. No fue a los 13 segundos, como en Chamartín, pero sí a los cinco minutos. El Madrid pasaba casi por vez primera el centro del campo, Figo se internaba, abría a Solari y el ex rojiblanco veía de maravilla como el inexperto Aragoneses le regalaba no su palo, sino una autovía por su poste. Nervios en los locales Con viento a favor y un contrincante nervioso, descentrado, incapaz de trenzar tres pases seguidos, el Madrid gobernó sin apenas sobresaltos el duelo hasta el descanso. Esta vez, además, la concentración de sus zagueros era mayor que en partidos precedentes. Por ello, ni siquiera en los balones bombeados Casillas temblaba. El Madrid le devolvió el presente al Atlético en la reanudación. Para ello, empero, tuvo que darse cuenta Manzano de que el 'olvidado' Nikolaidis era necesario. Fue precisamente el griego el que forzó un penalti y la expulsión de Pavón. Paunovic no perdonó y con 42 minutos por delante, vuelta a empezar pero con los blancos en inferioridad. Pero en vez de jugar con cabeza, el Atlético se volvió todavía más precipitado y permitió crecer a su vecino. Pero el fútbol es grande y el resultado le dio al final la razón, con ese polémico gol de Helguera. Y con ello el Madrid recuperaba los tres puntos en el partido. El Calderón dejó de ser en los prolegómenos del derbi ante el Madrid la morada de los «indios» para convertirse en la guarida de los «cuatreros», dispuestos a desplumar a las «gallinas» madridistas, como reflejaban las pancartas que ocuparon el fondo sur del estadio rojiblanco. «Son sólo once gallinas, a por ellos», con este lema aficionados más radicales del Atlético de Madrid, recibieron la salida de los jugadores madridistas, al tiempo que el dibujo de un gran zorro amenazaba las caricaturas de los futbolistas blancos, caracterizados como si fueran gallinas. Menos efectista fue la ambientación en el resto del Calderón, plagada como había pedido el club durante la semana de camisetas rojiblancas, con las que se pretendió convertir el Manzanares en una inmensa «marea» atlética. Marea en la que sorprendía la pequeña «isla» blanca, que conformaron los cuatrocientos aficionados madridistas, que ocuparon la zona alta del fondo norte. Dentro de la excitación que siempre supone un derbi, y más en esta ocasión en la que madridistas y rojiblancos se jugaban gran parte de sus opciones ligueras, los blancos, y europeas, los colchoneros, la megafonía trató de poner un momento de calma. Calma que se rompió por completo, con la salida al césped de ambos conjuntos, en el que un rotundo «Atleti, atleti», se impuso como única banda sonora del Vicente Calderón en la cita de ayer frente al Real Madrid.

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