Medio millar de niños leoneses compiten en la Copa Umbro Dieciséis finalistas para la jornada de esta mañana La puntería se mide por puntos Los trucos de los partidos de barrio

El fútbol es parte del mercado. Nadie lo duda. Por este motivo, los agentes emisores se empeñan en elaborar nuevas fórmulas de promoción a partir de las cuales comercializar su producto, orientadas en su mayor parte por la línea de la simpatía; la afinidad que actúa como gancho. La Copa Umbro, que se desarrolla durante todo el fin de semana en la capital leonesa, con la base de operaciones situada en la explanada de la Junta de Castilla y de León, reunió ayer, en su primera jornada, a cerca de medio millar de niños leoneses para compartir su afición por el fútbol. La planificación competitiva divide la Copa Umbro en dos categorías: A (que recoge a los pequeños entre los 7 y los 9 años) y B (habilitada para los niños de 10 a 12 años). La puesta en marcha se rige por las normas elementales del deporte, con acomodo a las dimensiones del reducido campo de juego, en el que se disputa la supremacía en régimen de tres contra tres, amén de un cambio por cada cuadro. Asentados en estos principios, la organización, ayudada por el criterio de las escuelas municipales, elaboró un cuadro de 16 grupos en cada categoría, formados por tres conjuntos en la modalidad A y cuatro en la B. Una vez finalizada la jornada de ayer, que se abrió a las 10.30 y se demoró más allá de las 18.30 horas, quedan dieciséis finalistas en cada categoría, que dirimirán el vencedor final alrededor de las 13.00 horas. Dos finalistas La Copa Umbro cumple su parada en León dentro del itinerario de 32 capitales españolas, que reunirá en el mes de julio en la Isla de la Cartuja de Sevilla a los vencedores de cada ciudad, dos de los cuales serán de León, uno por cada categoría. Este será el escenario en el que se decidirá el campeón nacional del torneo, después de la preceptiva liguilla de enfrentamientos para coronar al mejor. Los patrocinadores del evento deportivo distribuyeron ayer un regalo a cada uno de los participantes, entre los cuales figuraban una portería hinchable, un balón o un parchís. De esta manera, se pretende implicar en la competición a todos los niños, a la vez que atenuar la relevancia competitiva que implica el torneo. La zona acotada para la competición se complementa con tres porterías hinchables de grandes dimensiones en las que se puede probar la puntería de los niños. Cada rectángulo consta de varios agujeros, situados en puntos estratégicos, como las escuadras, que reciben distintas puntuaciones. Al margen de la exigencia competitiva, también figura dentro de la oferta un sorteo, al que se accede tras pagar un euro y recibir un balón como contraprestación, de un consola de juegos.