Deportiva y Zamora se castigan con un empate que no les sirve (0-0)
Ambos equipos dispusieron de numerosas ocasiones que los porteros supieron neutralizar
La Deportiva y el Zamora se complicaron mutuamente en su caminar hacia los diferentes objetivos que persiguen esta temporada, después de empatar sin goles ayer en el Toralín. La necesidad que acucia a ambos equipos, después de haber completado una campaña irregular, les obliga a ganar prácticamente todos los partidos que restan para el final de liga, si quieren estar dentro de los objetivos, el de los bercianos sigue siendo la promoción de ascenso y el de los zamoranos ya sólo puede ser el de la Copa del Rey. Los dos tienen difícil alcanzar ya su propósito y lo más normal sería que los blanquiazules se quedaran con la consolación de disputar la Copa el año próximo y los rojiblancos tengan que conformarse con acabar la temporada en la zona media de la tabla, donde actualmente se encuentran. Pese a lo que pudiera indicar un empate sin goles, lo cierto es que el encuentro de ayer tuvo bastante emoción e incluso buen juego en determinados momentos, pero más que nada por esa necesidad imperiosa de puntos que atosiga a los dos equipos. El empate puede calificarse de justo, pero si en vez de ese raquítico 0-0 que registraba el marcador al final, hubiera aparecido un 3-3, el público habría salido más satisfecho porque bien se pudieron producir media docena de goles, a juzgar por el gran número de ocasiones de que dispusieron ambos contendientes. Mucho tuvieron que ver para que no se moviera el marcador los dos guardametas, porque Rubio salvó un par de veces en el mano a mano con Sergio Villanueva, el mejor de los zamoranos, mientras que el meta visitante Miguel, le sacó un balón de gol a Panadero y evitó el tanto de Larios, rechazando la pelota que lanzó el catalán desde cerca del portal, después de que el árbitro interpretara que el propio Miguel cogió indebidamente el balón y castigó al Zamora por cesión de un defensor al guardameta cuando forcejeaba en un balón dividido. Otro que tuvo incidencia en que no hubiera goles fue el árbitro y eso que Pérez Alleres tuvo una actuación correcta en líneas generales. Sin embargo, a los nueve minutos Borja botó un golpe franco que iba dentro, pero Miguel sacó la pelota cuando ya se cantaba el gol. El jerezano y un amplio sector de público reclamaban el tanto por entender que Miguel sacó el balón cuando éste ya había traspasado claramente la línea de gol, pero ni el árbitro ni el auxiliar concedieron el tanto. Empezó mejor la Deportiva, pero el Zamora aguantó las acometidas del rival y después pasó a dominar en el segundo tramo de la primera mitad, creando ocasiones por medio de Sergio Francisco y especialmente por medio de un inconmesurable Sergio Villanueva, al que sólo Rubio pudo parar en las dos ocasiones en que se presentó en solitaron contra él. Pero si Rubio tuvo protagonismo estelar en esa primera mitad, en el segundo tiempo sería Miguel quien impidió el tanto de los locales. Primero le sacó de forma inverosímil un remate de cabeza a Borja Ferrer, tras gran servicio de Lanza desde la parte izquierda. La ocasión más clara de la Deportiva la tuvo Panadero en sus pies cuando se quedó solo ante Miguel. El cordobés chutó con la derecha, que no es la mejor suya, y el cancerbero rojiblanco se lució, mandando el cuero a córner de forma espectacular. Sin embargo no había tregua por ningún lado, ya que a ninguno de los dos equipos les servía de mucho el empate. Así, Sergio Villanueva volvió a poner a prueba a Manolo Rubio con un duro disparo desde la derecha, que el portero madrileño se encargó de detener. No era la última incidencia porque después un contragolpe rojiblanco dejaba solo al propio Villanueva, pero Soto llegó a tiempo para derribarle cuando era el último defensor. El berciano fue expulsado y Sergio Francisco lanzó arriba la falta al borde del área. Todavía pudo ganar la Deportiva en un remate de cabeza de Borja Ferrer que acabó con el balón contra el lateral de la red cuando había ganado la espalda de toda la defensa en el segundo palo. No hubo tiempo para más.