El triunfo de una generación unida desde alevines y amamantada en el club

Uno de los padres que lleva casi un década sentado en la grada de Puente Castro, progenitor de un zurdo integrante del equipo que ascendió en 1997 y cuyo hermano ha heredado clase y banda izquierda al mismo tiempo, vaticinó antes de empezar la liga que la generación que ahora utiliza las elásticas arlequinadas sería la que devolvería el club a la élite. «Llevan muchos de ellos juntos desde alevines, incluso benjamines, y eso se nota. Esa es la forma de construir un buen equipo», sentenciaba José Carlos González. Antes con Dani y ahora con David. No es extraña esta teoría dentro del club arlequinado. Ya la había impuesto Rufino, que ayer se fundió en un abrazo con Isidro, su predecesor en la presidencia del Puente Castro. La misma política que permite que se afronte la próxima campaña con más de la mitad de los jugadores del plantel actual, aunque con bajas tan marcadas como Diego López, Javi Flórez, Denis, Jaime o Cordero.