Diario de León

Reivindicación luchísticoleonesa (I)

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MARRO
León

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POR LA FESTIVIDAD de San Villalar, efemérides y conmemoración de una comunera derrota castellana, la incorporación a la celebración del -para ellos- «aluche castellanoleonés» ¿no representará -para nosotros- la constatación también de otra derrota, no ya medieval sino en presente...» En clave leonesa, claudicación ante «sobornos y chantajes económicos» enmarcados en un seudocampeonato regional, obviamente castellanoleonés y obviamente dotado con generosidad. Pues ante tan generoso presupuesto premiador, claudicación generalizada; claudicación castellana por parte de los ganapremios y claudicantes el resto de «mercenarios alucheros». Su sensibilidad leonesa, su crítica conciencia provincial no da para más. «La Lucha Leonesa por San Froilán», la lucha por la causa leonesa, es algo muy distinto -espiritualmente- al «aluche castellanoleonés por San Villalar». Bajo el eufemismo de un denominado campeonato regional: denominación sin sentido e impropia cuando ya existe un Campeonato Provincial leonés y para la lucha leonesa, no regional y no para «un juego autóctono castellanoleonés» a mayor gloria y exaltación del patrón: San Villalar... y en detrimento del patrón -verdadero y auténtico- San Froilán. Santuario leonés, romería leonesa ¡y lucha leonesa! Fidedigna lucha por León con denominación de origen -leonesa-. Lo de San Villalar, leonesamente patético e impresentable «que no, que no, que aquí no ha pasado nada/ que siguen las torres quietas, amaneciendo espadañas/ y nuestros muertos se mueren sin música de campanas/ honor que Dios ha legado sólo al señor de la espada» (al castellano dueño y señor del castillo, en velada referencia de Vicente Presa). Promocionan el San Villalar castellano y se olvidan de promocionar la semana santa leonesa. Un San Villalar que hacen coincidir también con la asignación de los Premios de las Letras de Castilla y León a ilustres leoneses que en algunos casos reniegan de su leonesidad y se alinean con sorianos o segovianos con los que nada tiene en común el León no oficialista. Con la leonesamente denostada Fundación Villalar en primer plato, canalizando y aglutinando imaginarias identidades (canalización y distribución generosamente dotada también). Y entre tanto nada se sabe de la «Fundación Cortes de León», en clave de fundación luchístico-leonesa: lucha por León. Pero ¿las únicas fuerzas favorables -para luchar- han de ser únicamente nuestras propias y leonesas fuerzas? ¿O habremos de confiar en que la coyuntura -política- sople favorablemente? Claro que también se ha dicho que «nunca habrá viento favorable si no se sabe a dónde se va». Además, ojo con lo de los momentos históricos para León por mor de nuestros ilustres paisanos. Ya tuvimos uno al arranque de la transición que por razones de estado -de estadio de las autonomías- y para equilibrar las veleidades nacionalistas de la periferia (el «hockey/Patinazo» catalán lo acaba de poner lamentablemente en evidencia), no distinguió a los leoneses con nuestra inclusión en la Región más extensa de Europa. Qué gran honor, qué gran orgullo y qué gran impulso socioeconómico para León. Aún estamos esperando que nos pidan disculpas por tamaña «Villa-nía». Mastín (Leonés?) Villa (Pucelana!) Por entonces se abrieron los agravios autonómicos (eso sí: desde la comunidad «más grande» de Europa) que culminan de momento con este San Villalar 2004. Anecdóticamente si se quiere, pero significativamente, agraviados mediante la usurpación de una seña de identidad leonesa para sus espurios fines de exaltación y exhibición comunitaria. A lo peor desde León les hacemos el avión prostituyéndonos masoquistamente. Al hilo de esta mansedumbre, y ahora que parece estar de actualidad la exhumación y exhibición de emotivos testamentos prefusilamiento con acento republicano, nos vienen al pelo los versos del alcalde republicano de Sahagún, Benito Pamparacuatro, poco antes de ser fusilado en agosto del 36; y que destilan desencanto leonés, amargura cazurra: «La mayor inocentada/ es hacer labor honrada/ para la masa oprimida/ en una tierra dormida/ que no se entera de nada». Proseguiremos y remataremos mañana viernes.

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