Olsson llega a León a tiempo para medirse al Bidasoa

Por aquello de las llagas y las heridas, León se tranquilizó definitivamente ayer después de ver en directo a Staffan Olsson. El relumbrante fichaje de final de temporada de Ademar pisó la pista del Palacio de Deportes leonés por primera vez (la otra en la que hubo ocasión la arruinó un 39-24 favorable al Kiel en la Copa de Europa en 1999, lo que hizo innecesario su concurso en el choque de vuelta), después de dejar las maletas a salvo de los enemigos de lo ajeno. En el tiempo que va desde el día 10 de abril, cuando se oficializó la rubricó de su contrato, hasta ayer, 22 del mismo mes, al jugador sueco le ha dado tiempo de pisar España, jugar en Altea (donde incluso consiguió hacer un gol), volver a regresar a casa para adecuar los papeles a las exigencias de la burocracia y arribar finalmente en el destino que solventa los pagos de su contrato. No parece que sea por interés, de momento. La directiva del club ha programado para hoy la presentación oficial, con cámaras y discurso para dar boato al acto. Al margen de lo mediático, el veterano zurdo vistió el chándal en la primera comparecencia ante los aficionados para preparar el encuentro que mañana enfrentará a los leoneses con el Bidasoa, en Artaleku, a partir de las 18.30 horas, con Guerra y Moure como colegiados encargados de dirigir la contienda. Toda vez que Manolo Cadenas verificase en tierras alicantinas que el estado físico de Staffan Olsson, los principales encargos del entrenamiento de la tarde de ayer se dirigieron a adecuar sus movimientos a la dinámica de ataque y defensa del conjunto leonés, donde pasa por ser uno de los baluartes para los cinco encuentros que restan de Liga Asobal. El choque con el equipo irundarra no figura dentro de la nómina de citas complicadas para los pupilos de Manolo Cadenas, que de todas formas no quiere que ninguna sorpresa perturbe la planificación necesaria para entrar en las plazas que otorgan derecho a jugar la Liga de Campeones la próxima temporada.