Diario de León

La expulsión de Figo permite al Barça entrar en la lucha de la Liga (1-2)

El Madrid hizo un planteamiento valiente pero terminó desarbolado de puro agotamiento

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Ignacio Tylko - madrid
León

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Acertó en su pronóstico el presidente Zapatero. Un paciente y afortunado Barcelona supo esperar a que el Madrid se extenuara tras la expulsión de Figo para dar un brutal golpe de efecto en Chamartín y poner la Liga todavía más al rojo vivo, ya que los catalanes también se meten en la pelea. Sin brillo pero con un trabajo más estajanovista que nunca y una raza enorme, de gran campeón, el Real Madrid gobernó el duelo frente a un apocado Barcelona hasta que llegaron tres acciones claves: la entrada al campo de Kluivert, su empate inmediato y la expulsión de Figo cuando los merengues trataba de levantarse del golpetazo. De todo ello se deduce, además, que la mayor profundidad de banquillo de los catalanes resultó determinante. Ronaldinho, que pasó como un fantasma por la Castellana durante más de una hora, exiliado a la banda izquierda, apareció en los momentos claves y destrozó a sus rivales cuando se propuso entrar por el centro. Hay que pedirle más continuidad, pero justo cuando más se le necesitaba estuvo soberbio. Pulso de Queiroz La puesta en escena dejó patente que Queiroz está dispuesto a echar un pulso a Florentino Pérez y Valdano en el tramo final de Liga porque asume que, pase lo que pase, no continuará. Esta vez desoyó por completo cualquier recomendación directa o indirecta y apostó decididamente por Cambiasso como acompañante de Beckham, a pesar de que el medio centro argentino no seguirá el curso próximo y parece cerca del Inter. Ni Borja ni Guti, a quienes prefiere la cúpula blanca. El luso pensó, y sobre la pizarra no le faltaba razón, que para imponerse al Barcelona lo primero que había que hacer era equilibrar el centro del campo con un once de más trabajo, brega y solidaridad. Más si cabe tras confirmarse la lesión de Ronaldo, lo que deja al Madrid sin una referencia fundamental. El Madrid se desmelena Si el Madrid quiso ganar desde la lucha, el contragolpe, un fútbol vertical y racial y, por su puesto, las apariciones de hombres tan desequilibrantes como Figo y Zidane, además del omnipresente Solari, el Barcelona trató de imponerse desde un mejor trato del balón. Abrió todo lo que pudo el campo, con Overmars, sustituto del lesionado Luis García, y Ronaldinho pegados a la cal, Davids y Cocu trabajando en el medio y Xavi como referencia para el enganche entre el centro del campo y el ataque. En verdad el Barcelona tocó desde el inicio más y mejor que el Madrid, pero eso no lo tradujo en ocasiones en toda la primera mitad. Salvo un par de disparos lejanos que Casillas resolvió bien, los blancos no se vieron amenazados. Y es que mucho hablar de Ronaldo, pero la falta de un «9» en el Barça es más que alarmante. El partido discurrió aburrido, con dominio estéril del Barcelona y buen orden defensivo del Real Madrid, hasta la última fase de ese período. Entonces, los blancos se desencorsetaron y merecieron marcar. Embotellaron al Barcelona y no anotaron de milagro. En una misma jugada, Valdés desvió mal un tiro de Zidane y salvó de forma milagrosa ante Raúl antes de que el zambombazo de Roberto Carlos se estrellara en Puyol bajo los palos. En el córner siguiente, el balón le cae en el pie a Figo y sale rozando el palo. Y poco después, el Barcelona se salva por el travesaño y por una mano de Valdés en la mismísima raya. Goles y roja El decorado pintó igual en el arranque de la segunda parte. El Madrid desmelenado y el Barça atemorizado. Zidane y Figo volvieron a poner en serios problemas a Valdés antes de que Solari abriese la lata de fuerte y ajustado zurdazo. Rijkarrd reaccionó de inmediato, también porque dispone de un banquillo del que carece Queiroz. Del tirón, retiró a Saviola y Overmars y apostó por Luis Enrique, cuya sola presencia solivianta a la parroquia merengue. Y el caso es que el Barça tuvo la enorme fortuna de empatar a la primera. Grave error de la zaga, que se adelantó a destiempo, permitió la internada de Van Bronckhorst, su centro y el remate a placer de Kluivert. Cuando el Madrid se reponía, llegó la entrada a destiempo de Figo y su expulsión por dos amarillas. Todo a favor del Barça, con un Madrid agotado física y mentalmente que ya sólo podía apelar a la heroica. Apareció por fin Ronaldinho, ya con grandes espacios,y los azulgrana fueron dueños absolutos de la situación. Ganaron gracias a Xavi, a un gran pase de Ronaldinho y a otro error mayúsculo de la zaga madrileña. Arde la Liga.

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